El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha dado cumplimiento por primera vez al acuerdo entre el Reino de España y Marruecos sobre la prevención de la inmigración ilegal de los MENAS, menores no acompañados. El país vecino dejó entrar a sus jóvenes por la frontera en respuesta a la falta de comunicación de la entrada en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali.
Pese a la caótica situación en la frontera, con los agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional desbordados, el Gobierno no actuó con contundencia y dejó pasar los días hasta que ordenó el despliegue del Ejército en la frontera. Unas imágenes bochornosas y que ha dejado, una vez más, la imagen de España por los suelos. Ghali fue sacado de España rumbo a Argelia a inicios de junio, pero la crisis diplomática con Marruecos ha persistido.
De hecho, el Ministerio de Asuntos Exteriores, con José Luis Albares al frente, ha cortado el grifo a Marruecos y ha denegado la entrega de un nuevo regalo de 1,2 millones de euros en 90 quads. El ministro del ramo ha puesto así punto y final a la etapa derrochadora de su antecesora.
GRANDE-MARLASKA DA EL GOLPE DE TIMÓN EN LA CRISIS DE MARRUECOS
Asimismo, el Gobierno ha cambiado también de opinión sobre la devolución de menores. De repartirlos por las Comunidades Autónomas, como si fueran objetos, a repatriarlos a Marruecos. El ministro de Interior ha accedido así a una de las peticiones estrella de Vox, la devolución en caliente, provocando las iras de los socios del Gobierno y sus medios afines.
Grande-Marlaska ha firmado la directriz para devolver a estos menores llegados a Ceuta y hacinados en un pabellón municipal a la espera de cómo se producirá la operación. Marruecos sólo ha aceptado la devolución de quince menores diarios como máximo y son un total de 234. Interior ha actuado de espaldas a la administración de Ceuta, cuyo Ayuntamiento ha declarado ‘persona non grata’ a Santiago Abascal, el líder de Vox, con la abstención del PP.
El operativo se ha establecido en base al artículo 5 del tratado establecido en 2007. El mismo establece que se defenderán y prevalecerán los derechos de los menores en todo momento. En su devolución, Marruecos será quien se encargue de ellos hasta que sean entregados a sus padres. En caso de ser huérfanos, serán las autoridades marroquíes quien se haga cargo.
LAS DEVOLUCIONES DE MENORES DEBEN TENER UN INFORME EXHAUSTIVO Y CON LA FISCALÍA INFORMADA
Sin embargo, las Comunidades Autónomas se han ofrecido a acogerlos sin más, sin mirar su historial o sin corroborar su edad para internarlos en centros. Algunos de estos menores están provocando graves disturbios en numerosos municipios, especialmente en Cataluña y Madrid. Al ser menores son inimputables y sus delitos, sean los que sean, quedan completamente impunes. No hay consecuencias para ellos.
LLUVIA DE CRÍTICAS ENTRE LOS SOCIOS DEL GOBIERNO
A raíz de la situación con Marruecos y con Grande-Marlaska en Interior, las tornas han cambiado. El ministro ha recibido una lluvia de críticas por seguir las exigencias de Vox, que no son otras que aplicar los acuerdos y la legalidad vigente. Save the Children, por ejemplo, ha criticado con dureza esta nueva postura del Gobierno.
Según la onegé dedicada a la protección de la infancia, el Ejecutivo debe realizar una «evaluación exhaustiva e individualizada» antes de llevar a cabo la devolución y que esta solución no puede realizarse contra la voluntad del menor.
Asimismo, tampoco ha gustado esta decisión a Ione Belarra, quien aún no ha tuiteado sobre la toma de poder de los Talibán en Afganistán ni se ha manifestado contra este régimen del terror. Para la ministra de la Agenda 2030, el ala socialista del Gobierno de Pedro Sánchez no ha consensuado con Podemos un «protocolo de reagrupación familiar de niños y niñas que migran solos» y que cumpla «con la normativa nacional e internacional».
Sin embargo, Grande-Marlaska ha hecho oídos sordos a estas críticas y ha continuado con estas devoluciones de menores confinados en naves del Tarajal. Hubo devoluciones en caliente de algunos menores a Marruecos, que los había trasladado en autobuses hasta la frontera y la propia policía del país vecino les había facilitado el acceso hasta la verja.
Este cambio de parecer de Grande-Marlaska contrasta con el discurso diametralmente opuesto al que hasta ahora ha utilizado el Gobierno. La llegada de cientos de personas a las costas de Canarias y la frontera con Ceuta ha incrementado la inseguridad en esas zonas, mientras se han repartido los menas por las comunidades autónomas, como si de mercancía se tratara.
CONCERTINAS Y DEVOLUCIONES EN CALIENTE, EL NUEVO FRENTE ENTRE PODEMOS Y PSOE
Esta contradicción responde a una nueva ruptura más entre los socios del Ejecutivo, peleados en decenas de frentes y con la intensidad del rumor de un adelanto electoral que hoy por hoy no beneficiaría a ninguno de ellos.
De hecho, con la invasión de la frontera el pasado mes de mayo, Grande-Marlaska aprovechó para volver a colocar concertinas en el espigón de la playa del Tarajal. Con esta barrera se ha impedido que los menas trepen por las rocas y poder cruzar sin mayores problemas. Para acceder a esa parte de la verja, los menas han tenido que cruzar la valla marroquí, cuya policía hizo la vista gorda aquellos días, dejando las puertas abiertas de par en par. Asimismo, los agentes devolvieron en caliente a quienes cruzaron, al menos a varios de ellos.
No fue un fallo de seguridad, como afirman desde Interior, ni tampoco que las autoridades no habrían detectado a miles de personas en la frontera. Fue una dejadez de funciones por parte de Marruecos, que en esta frontera tiene la llave para presionar más a España, y más aún cuando Estados Unidos le ha defendido públicamente.
Los centros de menores tanto en Ceuta como en Melilla, así como en Canarias y el sur de Andalucía están desbordados. Por el momento, hay 700 menores que deambulan por las calles ceutíes, a la espera de ser cogidos y devueltos. Para ello, se hace uso de un tratado que ni Marruecos ni España habían utilizado hasta ahora. Eso sí, a costa de iniciar un nuevo enfrentamiento, esta vez político y que es un asunto interno del Gobierno.