El hábito de fumar perjudica gravemente la salud llegando a provocar enfermedades irreversibles que, en un estado avanzado, causan la muerte. Los consumidores de tabaco se exponen a desarrollar enfermedades respiratorias, cardiovasculares o un cáncer de pulmón. Además los fumadores pasivos que han estado expuestos al humo tóxico que desprenden los cigarrillos, también pueden sufrir estas enfermedades con mayor probabilidad. Se ha demostrado científicamente que la esperanza de vida de los fumadores se reduce aproximadamente 10 años y que dejar de fumar tiene efectos positivos inmediatos. Existe la creencia de que los beneficios que el cuerpo obtiene tardan años en llegar, si es que llegan, por lo que muchas personas desisten de abandonar el hábito nocivo. Considerar que el daño ya esta hecho es un error, porque el cuerpo con el paso del tiempo se va renovando y empiezan a verse de inmediato los beneficios en el organismo.
5Los resultados transcurridos 5, 10 y 15 años sin fumar
Durante los primeros 5 años sin fumar, el riesgo de sufrir una muerte prematura se reduce a la mitad. A partir del quinto año la probabilidad de sufrir un ictus o infarto cerebral disminuye hasta igualarse al de las personas que nunca han fumado. Las arterias y los vasos sanguíneos comienzan a ensancharse tras haberse reducido por las toxinas del tabaco. Gracias a esto la circulación mejora y se reduce el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. A los 10 años la probabilidad de padecer un cáncer de pulmón terminal se ha ido reduciendo paulatinamente hasta la mitad que cuando se fumaba. También disminuye significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de páncreas o laringe. Transcurridos 15 años sin fumar, el cuerpo ha conseguido regenerarse y, las posibilidades de padecer una enfermedad cardiovascular o un cáncer se igualan a los que nunca han fumado. La única excepción de sufrir un cáncer de pulmón provocado por el tabaco transcurrido este tiempo, es para los fumadores que consumían 20 o más cigarrillos al día. Durante toda su vida van a tener el doble de probabilidades de padecer el cáncer de pulmón respecto a los no fumadores, pero la mitad que antes de abandonar el hábito nocivo.