El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ha calificado de «bomba» el aumento de los contagios de coronavirus vinculado a la movilización de los jóvenes, a sus «ansias» de salir y a celebraciones relacionadas con el fin de curso, con «reuniones masivas en lugares cerrados» en los que «no hay ventilación», tampoco «llevan mascarilla» y donde se producen contactos con «infinidad de besos, saludos y abrazos».
«Eso es una bomba», ha alertado el jefe del Ejecutivo regional, que solo ve «dos soluciones»: «vacunas y sensatez», porque «no se puede hacer otra cosa», según ha manifestado este martes a preguntas de los periodistas tras visitar una quesería de Villacarriedo.
Allí ha asegurado que por el momento la comunidad autónoma cuenta con un volumen «importante» de rastreadores y «medios suficientes». No obstante, ha reconocido un problema «cosustancial» a la juventud, ya que no es lo mismo «controlar» -ha comparado- a personas mayores que a jóvenes confinados.
Y a esto se suma la «dificultad» de localizar contactos entre este último colectivo, en el sentido de que optan por «no delatar a los compañeros» con los que, por ejemplo, han salido de fiesta. Y además, en «algunos» casos en los lugares donde habían estado no tenían «registro» de asistentes, lo que complica el rastreo de contactos.
Teniendo en cuenta todo esto, Revilla ha llamado a la «sensatez» y la «cordura», especialmente de los más jóvenes, a los que no ha querido «culpar» de la situación actual de la pandemia, pero sí les ha pedido que sean «conscientes» de que se pueden infectar y contagiar a otras personas, incluso aunque estén inmunizadas, pues la vacuna «no es eficaz al cien por cien».
Además, el regionalista ha hecho una petición: «vacunas, vacunas, vacunas», pues a su juicio no están llegando dosis «suficientes» para inmunizar a la población, más si se tiene en cuenta -como ha subrayado- la capacidad de la comunidad autónoma para administrarlas. «Si tuviera Cantabria ahora 40.000 vacunas, las coloca. Estamos preparados para ponerlas», ha enfatizado.
En este punto, ha recordado que hay un grupo de edad que está «en el limbo» y que son los mayores de 60 años pendientes de la segunda dosis de AstraZeneca, aunque ya se está «empezando a llamarles», ha valorado.
El presidente ha advertido que su Gobierno, a través de la Consejería de Sanidad, irá adoptando medidas restrictivas en aquellos municipios que estén en nivel de riesgo 3 y 4, conforme a la actualización semanal del ‘semáforo Covid’.
A este respecto, y aunque como ha remarcado estas decisiones corresponden más concretamente a la Dirección General de Salud Pública, ha admitido que el lunes no fue «un buen día», ya que se detectaron más de 260 casos -contabilizados este martes-, aunque ha precisado que «lo positivo» es que la incidencia hospitalaria es «pequeña» y no hay «ningún riesgo» en ese aspecto.
ESTAMOS EN TODOS LOS TELEDIARIOS, PERO CANTABRIA ES SEGURA
De todos modos, Revilla ha abogado por «solucionar» la coyuntura Covid porque «estamos en una racha donde estamos en todos los telediarios» al tiempo que Alemania ha pedido a sus ciudadanos que no vengan a Cantabria, lo que puede generar una imagen de que «no es segura» cuando a su juicio «es absolutamente segura para el que no quiera contaminarse».
Pero si alguien quiere venir «con la intención de irse a lugares cerrados hasta altas horas de la mañana y no respetando» las medidas sanitarias -uso de mascarilla, distancia de seguridad, etcétera- «pues entonces que no venga», ha pedido el presidente autonómico.
Ha achacado este contexto actual de la pandemia a que el virus está «extendido» y está afectando fundamentalmente a la población no vacunada, la juventud, que «se moviliza mucho más que los mayores».
Pese a ello, la situación «no esta tan grave» como hace un año, cuando había una «alarma total» pues una parte «importante» de los infectados «acababa» en los hospitales, en las unidades de cuidados intensivos o incluso fallecía.
Ha recordado así que entonces en Cantabria llegó a haber más de 400 pacientes en planta y cerca de medio centenar en la UCI, cuando ahora hay una treintena y cuatro, respectivamente y según ha contrastado.
Aún con todo, el presidente cántabro ha pedido a los jóvenes que están «divirtiéndose» y piensan que «lo más que pueden coger es un catarro» que pueden infectar a familiares -padres o abuelos- incluso aunque tengan las dos dosis de la vacuna y que por tanto pueden acabar ingresados.
«Son jóvenes y les queda toda una vida por delante. ¿No pueden esperar para que dentro de dos meses puedan estar vacunados?», se ha preguntado al hacer el llamamiento a la «sensatez» y la «cordura» a este colectivo, no solo por el «egoísmo personal» de que «a nadie le gusta enfermar», sino también por «solidaridad» con sus familias.
Al hilo, y para finalizar, ha insistido en calificar como «una bomba» macrofiestas de fin de curso en lugares cerrados, en lugares también como la Costa Brava o Mallorca, o personas que han hecho «hasta 400 kilómetros para estar una noche en un local cerrado» de Cantabria, que se convirtió en una «atracción» cuando los tribunales permitieron el ocio nocturno mientras seguía cerrado en otras comunidades autónomas.