Más de uno de cada cinco europeos (22%) quiere seguir llevando la mascarilla en algunos lugares públicos, como el transporte, cuando pase la pandemia de COVID-19, una cifra que sube al 31 por ciento en el caso de los españoles, situándose como segundo país europeo tras Reino Unido (38%) en el apoyo de esta circunstancia, según el informe ‘STADA Health Report 2021’, que ha analizado cómo han afrontado los europeos la pandemia y cómo han cambiado sus vidas durante el confinamiento.
En este contexto, el 55 por ciento de los españoles cree que la gente va a mirarlos con desconfianza si tose o estornuda después de la pandemia, una proporción significativamente más alta que el 45 por ciento de media en Europa. Un 15 por ciento de los españoles afirma tener la intención de fortalecer su sistema inmune para minimizar el riesgo de futuras infecciones (media de la encuesta 18%).
Las medidas higiénicas de todo tipo han desempeñado un papel sin precedentes en nuestras vidas durante la pandemia. Y los europeos no tienen intención de abandonarlas a corto plazo: el 45 por ciento promete seguir lavándose las manos con regularidad, y 1 de cada 3 piensa respetar la distancia mínima recomendada con los demás una vez finalice la pandemia.
El informe apunta que los confinamientos y otras restricciones han tenido un impacto significativo en los europeos: casi 1 de cada 3 (29%) ha sufrido un aumento de los niveles de ansiedad, y 1 de cada 4 tiene problemas de estrés e inquietud interior desde que llegó la COVID-19 a nuestras vidas.
Dos de cada cinco personas (38%) en España manifiestan que la pandemia les ha provocado una mayor ansiedad, muy por encima de la media europea. Además, uno de cada cinco españoles (20%) afirma experimentar dificultades para dormir, un dato por encima del 15 por ciento de la media de la encuesta y solo por debajo de Portugal y el Reino Unido (ambos en el 21%).
La encuesta, realizada a 30.000 personas en Austria, Bélgica, República Checa, Alemania, Francia, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal, Rusia, Serbia, España, Suiza, Ucrania y Reino Unido, revela que otro 15 por ciento de los europeos incluso ha informado de trastornos del sueño. Los jóvenes suelen verse más afectados por estos síntomas que los europeos mayores de 35 años.
Sin embargo, la posibilidad de contraer la COVID-19 no es la principal preocupación para la mayoría de los europeos: les afecta más la falta de contacto personal con familiares y amigos (52%). El miedo al contagio le sigue en segundo lugar, con un 42 por ciento, y casi 1 de cada 3 se preocupa por las repercusiones económicas y laborales de la pandemia.
TAMBIÉN HAY CONSECUENCIAS POSITIVAS
La pandemia, sin embargo, también ha traído consecuencias positivas. De hecho, la gran mayoría de los europeos (70%) ha estado dispuesto a invertir más en su propia salud debido a la pandemia. El 45 por ciento de los encuestados lleva ahora una dieta más sana y equilibrada, y también está dispuesto a pagar por ello. Y aproximadamente 1 de cada 3 europeos ha incorporado recientemente alguna forma de actividad física a sus actividades de ocio.
Por otra parte, en general, el 74 por ciento de los europeos está satisfecho con su respectivo sistema sanitario. En comparación con el año anterior, esta cifra ha disminuido ligeramente en un tres por ciento, no obstante. Los suizos se sienten mejor atendidos (91%), mientras que los ucranianos son los más insatisfechos con su sistema sanitario (25%).
El 59 por ciento considera que su sistema sanitario está ahora mejor preparado para una futura crisis sanitaria. España se sitúa en tercer lugar en este apartado (72%), solo superada por Portugal (78%) y Reino Unido (76%).
Tres cuartas partes (75%) de los españoles expresan una actitud positiva hacia la vacunación obligatoria, la tercera cifra más alta entre los 15 países encuestados, y muy por encima del promedio de la encuesta (61%). Los españoles creen que la vacunación obligatoria es importante para proteger a la sociedad (38%) y que un programa de este tipo ayudaría a prevenir enfermedades potencialmente peligrosas (37%). Solo el 2 por ciento de la población en España duda de que la vacunación realmente sea eficaz.
Sin embargo, después de un año de pandemia COVID-19, menos europeos considerarían el tratamiento médico a distancia a través de una ‘webcam’ (57 por ciento) que en 2020 (70 por ciento), un descenso del 13 por ciento. A pesar del auge de la digitalización, el fuerte deseo de interacción personal con los médicos se ha duplicado con creces, pasando del 11 por ciento en 2020 al 24 por ciento de los europeos este año.
España sigue liderando la adopción de soluciones tecnológicas de telemedicina. Siete de cada diez (72%) residentes en España tiene una opinión positiva acerca de las consultas médicas vía ‘webcam’ para problemas de salud menores, una proporción significativamente más alta que el promedio de la encuesta situado en el 57 por ciento.
CRECE LA CONFIANZA EN MÉDICOS Y CIENTÍFICOS
Para el 73 por ciento de los europeos, su médico es el primer punto de referencia para todas las cuestiones relacionadas con la salud, y los farmacéuticos y científicos también gozan de gran confianza (60% cada uno). Los políticos, con un 7 por ciento, son considerados por la mayoría de los europeos como una fuente de confianza mucho menor.
Los médicos deban su alta estima a su incansable dedicación en la lucha contra la pandemia: el 81 por ciento de los europeos están convencidos de que, junto con el personal de Enfermería, son los más merecedores de nuestra gratitud colectiva por sus esfuerzos en la lucha contra la COVID-19.
El informe también destaca la importancia de las farmacias durante esta crisis sanitaria. Así, estima que las farmacias comunitarias siguen siendo el lugar preferido de los europeos para comprar medicamentos: a pesar del aumento del 14 por ciento en la compra de medicamentos por Internet, el 43 por ciento se mantiene fiel a las farmacias comunitarias, de las cuales el 13 por ciento señala específicamente su sucursal local.
«Como socio de confianza de las farmacias y consultas médicas, estamos encantados de que el aprecio de los especialistas médicos y farmacéuticos haya aumentado durante la pandemia. Esto es muy merecido para todos los que trabajan en hospitales, consultas y farmacias», ha comentado al respecto el director general de STADA, Peter Goldschmidt.