En la dirección actual de Podemos dirigida por Ione Belarra son auténticos expertos a la hora de manipular el mensaje. Desde la formación morada aún presumen de flamante secretaria general. Y lo hacen con orgullo porque, a su juicio, Belarra ha «arrasado» en las elecciones internas de Vistalegre IV con un supuesto 88,7% de los votos. El problema es que el mensaje está algo manipulado. Ione ganó, efectivamente, con el 88,7% del apoyo de los que sí votaron, pero no del total de los inscritos. Tal y como ha podido comprobar MONCLOA.com, antes del congreso, Podemos hizo un censo interno en el que se detallaba que el total de electores era de 522.529 personas. Y si echamos el cálculo y tenemos en cuenta que Belarra solo obtuvo 53.443 votos, la realidad es que esa forma de «arrasar» en las urnas de la flamante secretaria general se ha llevado a cabo tan solo con el 10,22% del voto de los inscritos. Mayoría absoluta no es, precisamente.
el 90% de los inscritos de Podemos no han votado por Ione Belarra
Con el exvicepresidente del Gobierno y antiguo líder de Unidas Podemos Pablo Iglesias pasó exactamente lo mismo. Lo cierto es que la desmovilización en la formación morada llama mucho la atención, pero poco le importa a quienes se presentan a estos congresos. A este ritmo, si votaran solo 10 de 1.000.000 de electores y de esos diez, nueve fueran votos para un candidato de Podemos, sería más que suficiente como para que la maquinaria de prensa del partido lanzara el mensaje de que «tal candidato ha arrasado con el 90% de los votos». Y no le falta verdad, pero sí un apellido. Una cosa son los que han votado y otra el total de electores. Y lo cierto es que el 90% de los inscritos de Podemos no han votado por Ione Belarra.
Es un resumen complicado que desde Podemos no quieren reconocer del todo dado que ellos entienden que los electores eran muchos menos (concretamente hasta cinco veces menos). Lo que comentan desde Podemos es que pese a que ellos contabilicen un número de inscritos superior al medio millón, solo tienen en cuenta a 138.847. La excusa que dan desde el partido es que ahora, para ser más rigurosos, exigen la verificación de los inscritos. Y de los más de 520.000 electores totales, solo tienen en cuenta a los verificados, que son cinco veces menos.
Son pequeñas trampas, bailes de cifras que solo buscan un titular. No es lo mismo decir que el 90% de los inscritos no ha votado a Ione Belarra que decir que el 88% de los votantes ha elegido a Belarra como secretaria. Son titulares demasiado distintos para decir lo mismo desde dos puntos de vista. Pero lo que queda claro es que la democracia interna de Podemos no precisa de grandes movimientos electorales para proclamar como líder indiscutible a quien sea. Y más si quien se la juega es el elegido por Iglesias.
Este núcleo duro de Podemos que ha dejado Iglesias pero que sigue manteniendo la esencia inicial de aquel grupito que se reunía día tras día en una sede sufragada por Jaume Roures, sigue dando sus coletazos y perpetuándose en el poder porque entienden que Podemos es una creación suya que no pueden dejar en manos de terceras personas que no sean de la «familia». La sucesión es peculiar, pues Iglesias se fue diciendo que él apoyaba a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, como sucesora y dando su total apoyo también a Ione Belarra como su sucesora y secretaria general de Podemos. Y todo se ha cumplido a rajatabla con lo que han dicho el 10% de los electores. O, según querrían leer desde la formación morada, el 88% de los votos de los inscritos que se dignaron a verificarse primero y a votar después.
Nada más llegar, Ione Belarra ha colocado como secretaria de Organización de la formación morada a la mujer de estrecha confianza de Iglesias, Lilith Verstrynge. En cualquier caso, lo que queda claro es que todo queda en familia y que los que designó Iglesias como fundamentales se están quedando. Y también que Belarra cumple sus deudas, pues el apoyo de Iglesias no fue gatis y está quedando claro con los nombramientos.
ACUSACIONES DE TONGO
Las quejas internas erosionan Podemos. Ione Belarra ha sido, para sorpresa de nadie, elegida como nueva secretaria general de la formación morada en sustitución del exvicepresidente Pablo Iglesias. Hasta aquí todo normal. El problema es que las bases están indignadas por cómo la dirección del partido ha manipulado incluso las apariciones públicas para asegurarse de que la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 del Gobierno de España saliera elegida. No había muchas dudas que de Belarra arrasaría (y lo ha hecho con un 85,6% de los votos de los inscritos que decidieron votar y una participación similar a la que obtuvo Iglesias en 2020), pero el empeño del partido en dejarlo todo “atado y bien atado” para que la ministra heredara el partido ha hartado a parte de las bases.
Según detallan fuentes de Podemos, todos se han esforzado en ayudar a la candidatura de Belarra por todos los medios. Y de medios, precisamente, va la cosa. Las quejas de las bases no están necesariamente relacionadas con que Ione no partiera con ventaja, que lo hacía por contar en su lista con todos los pesos pesados del partido, sino porque desde la formación morada se han esforzado en dar cobertura mediática en exceso a Ione Belarra para que antes de las elecciones internas tuviera un buen impulso al más puro estilo Iglesias. Y lo ha conseguido con creces.