Una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) a 2.772 personas de entre 65 y 79 años durante septiembre y octubre de 2020 refleja hasta qué punto ha afectado la pandemia de COVID-19 a su calidad de vida.
La encuesta, publicada en la revista ‘OCU Salud’, confirma lo mucho que las restricciones de todo tipo decretadas durante el Estado de Alarma han afectado a las relaciones sociales: el 53 por ciento se ha reunido menos con familiares y el 61 por ciento con amigos.
Del mismo modo, se han visto muy afectadas actividades como participar en asociaciones, voluntariado, asistir a conciertos, museos y excursiones o hacer un curso. Las aficiones como la fotografía, la pintura o tocar un instrumento son las que se han visto menos perjudicadas, y aún así el 21 por ciento no las practica tan a menudo como antes.
Como podía esperarse, el coronavirus también ha afectado a su estado de salud, sobre todo a su salud psicológica: un 47 por ciento de los encuestados reconoce que la pandemia ha impactado bastante o mucho en su salud mental; en concreto, buena parte de ellos refieren problemas para dormir (49 por ciento), tristeza (46 por ciento), ansiedad (31 por ciento), miedo a morir (20 por ciento) y depresión (19 por ciento).
El estado físico también se ha visto afectado de forma significativa para un 39 por ciento de los mayores. Y aunque salir a pasear es de las pocas cosas que han seguido haciendo, un 32 por ciento lo ha hecho con menos frecuencia.
Ahora que la vacunación a los mayores de 60 años está llegando a su término, OCU solicita al Gobierno y las comunidades autónomas el refuerzo de la atención primaria presencial para este colectivo, prestando especial atención a la salud mental.
Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el que participaron 130 países, el 40 por ciento de los servicios de salud mental comunitarios y hasta un 70 por ciento de los servicios a domicilio o ambulatorios sufrieron cierres parciales o totales durante los primeros meses de la pandemia.