Los socialistas díscolos ya tienen un plan. La idea de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, fuera a manchar la imagen del PSOE con los indultos a los líderes del procés no ha levantado precisamente pasiones entre las filas del partido. Muchos dirigentes no precisamente «sanchistas» rechazan la idea de indultar a los catalanes presos que declararon la independencia de forma unilateral en contra del criterio del Tribunal Supremo y, a sabiendas de que Sánchez tiene un plan para recuperar la confianza de su electorado poco después de conceder el indulto, han decidido boicotear a su presidente.
La idea del equipo del líder socialista es guardarse el as en la manga de levantar algunas de las restricciones (como el uso de mascarilla en espacios abiertos) para semanas después de indultar a los líderes del procés. El problema es que los díscolos socialistas como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ya se han puesto manos a la obra para reventar la estrategia de la formación y han exigido al Ejecutivo que se levante la obligatoriedad de llevar mascarilla en espacios abiertos. Y con la mecha encendida, poco han tardado los demás en exigir lo mismo. Especialmente la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Lo «divertido» de todo esto es que la obligación de usar el tapabocas está reflejada en el Boletín Oficial del Estado (BOE). De hecho, tal y como está redactado, es obligatorio usar mascarillas incluso dando un paseo en solitario por la montaña. Sánchez lo sabe y ha dejado a las comunidades autónomas sin más opciones que la de solicitar al Gobierno central que se dé el paso, algo que han hecho Page y Ayuso en contra del criterio un Ejecutivo que prefiere esperar un tiempo para gastar ese as en la manga.
Los socialistas díscolos han visto con perplejidad cómo Sánchez pretende ignorar tanto al Tribunal Supremo como al Constitucional (dado que el primero ha emitido un informe en el que no recomienda liberar a los líderes del procés y el segundo lo hará, tal y como apuntan fuentes judiciales) y saben que el presidente dará el indulto para tener gobernabilidad durante los dos próximos años. Pero ante la inevitable decisión, Page y todos los díscolos del PSOE han decidido encender una mecha para reventar la estrategia publicitaria de preescolar de Iván Redondo, jefe de gabinete de la Presidencia del Gobierno, y los suyos.
La idea de estos díscolos socialistas es que las comunidades autónomas (cuantos más mejor) se unan y levanten el incendio del uso de la mascarilla antes de tiempo. Solo el mensaje de Page, un reconocido «antisanchista» convertido, ha sido suficiente como para encender los ánimos y Ayuso no ha tardado en sumarse a la reivindicación de que el uso obligatorio de mascarillas en espacios abiertos es un disparate, dadas las cifras. Si esto sigue adelante, es posible que el Gobierno se sienta presionado para abrir la mano antes de conceder los indultos, algo que los socialistas dan por hecho que tendrá lugar más pronto que tarde.
Sánchez y su equipo liderado por Redondo llevan días preparando el terreno para justificar el indulto
«Ayudar a resolver el problema no supone un coste», ha comentado este lunes el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, en referencia a los líderes del procés. Sánchez y su equipo liderado por Redondo llevan días preparando el terreno para justificar el indulto que se dará en contra del Tribunal Supremo. Pero mientras que su jefe de gabinete preparaba la de cal, también estaba preparando el escenario para la de arena. En este caso, el Ejecutivo se guardaba el as en la manga de presentar a España el fin del uso de la mascarilla en espacios abiertos, algo que reservaba para poco después de que se indultara a los líderes del procés. Pero que lo supieran los barones socialistas que no comparten la obsesión de Sánchez por permanecer en el poder no ha ayudado a la estrategia de preescolar de Redondo.
Page solo ha pedido al Gobierno que permita levantar esta prohibición de un elemento del que todos los españoles ya están cansados. Pero con esta petición nada inocente ha conseguido abrir el debate a nivel nacional y despertar en Ayuso, la principal rival de Sánchez, un interés que poco ayudará a los indultos.
Ahora hablan de indultos «rápidos, limitados y reversibles» e incluso de rebajar las penas en el delito de sedición con tal de facilitar la liberación de los líderes del procés ya que el Tribunal Supremo se ha manifestado en contra. Todo es poco, pero aún así Redondo sabe perfectamente que si no tienen un anuncio de igual envergadura en positivo para dar poco después de los indultos, el PSOE sufriría las consecuencias con mayor impacto que si anuncian el fin del uso de las mascarillas en espacios abiertos. Lo que no se esperaban en ningún caso es que los propios barones socialistas iniciaran una revolución interna para boicotear la estrategia de preescolar de Redondo.
De momento no se han sumado muchos más barones a las exigencias de Page y Ayuso, pero lo cierto es que tan pronto como se vea que los datos de contagios descienden, todos los presidentes autonómicos querrán apuntarse el tanto de querer quitar a los suyos el tapabocas en espacios abiertos. El presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, previsiblemente no lo hará, pero es posible que otros se sumen a la ola y más a sabiendas de que Sánchez se guarda ese as en la manga de forma descarada para gastarlo poco después de sacar de la prisión a los políticos presos.
De momento, desde el PSOE sí entienden que es cuestión de poco tiempo que se levante la obligatoriedad de usar la mascarilla en espacios abiertos, pero tampoco quieren anunciarlo antes de tiempo. Las eternas justificaciones de Sánchez sobre por qué es necesario dar el indulto a los líderes del procés están abriendo una grieta que no todos aseguran que pueda cerrar. Interna, porque los socialistas en bloque no están de acuerdo con dar este indulto en contra del criterio del Tribunal Supremo; y externa porque a nivel electoral los españoles no premiarán esta decisión de Sánchez.