El cariño político que le tiene el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la diputada autonómica Irene Lozano empieza a dar sus frutos. Desde que Ángel Gabilondo decidió presentarse a las elecciones del 4 de mayo de la Comunidad de Madrid, el gabinete de Sánchez tomó el control y le dejó claro que el partido no era para él, sino para su elegida Hana Jalloul, a la que colocaron de número dos. Algunos han vivido con una falsa expectación la decisión de quién sería la portavoz del PSOE de Madrid hasta que se decida su nueva cabeza, pero lo cierto es que la gran mayoría daba por hecho lo obvio, que Jalloul sería la cabeza visible del PSOE hasta que se celebre el congreso pertinente. Sánchez le ha dado el puesto solo con una condición: que su amiga Lozano sea portavoz adjunta y tenga un papel relevante en el partido durante la etapa de Hana.
Ya se ha tomado una decisión en relación al PSOE de Madrid. El partido de Sánchez se ha hundido tras las elecciones autonómicas del 4 de mayo y ahora se buscan cambios. Ya hay un culpable que se han sacado de la manga los socialistas. Un culpable que eligieron para presentarse a los comicios a sabiendas de que le utilizarían como chivo expiatorio para excusarse por la debacle electoral. Gabilondo recibió presiones para que no recogiera el acta de diputado en contra de la voluntad del propio candidato porque Sánchez tenía claro que necesitaba un cambio que ya había planificado antes incluso de que comenzara la campaña electoral en abril. Y ese cambio era poner a la secretaria de Estado de Migraciones al frente del PSOE en un corto periodo de tiempo.
la candidatura socialista solo pagando el peaje de incluir a Lozano como portavoz adjunta y a Juan Lobato
Hana Jalloul coge los galones con ilusión, pero dejando algún que otro cadáver político en la nevera. Pilar Llop es uno de esos muertos que se han dejado en el armario pero con el premio de consolación de ser senadora y mantener su salario público. Por lo demás, Hana ha heredado la portavocía del PSOE de Madrid con vistas a quedarse directamente con la candidatura socialista solo pagando el peaje de incluir a Lozano como portavoz adjunta y a Juan Lobato en un puesto idéntico al de la diputada autonómica. Lo de Lobato se veía venir, pero lo de Lozano es un pago en toda regla para quien no ha dejado de rebotar en puestos que poco tienen que ver entre sí por la gracia y designio de Sánchez.
El dream team fracasado que conformaban el exdelegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, José Manuel Franco, Llop y Gabilondo se ha ido al traste. Ellos han sido sustituidos por un equipo que goza de la total confianza del núcleo duro del presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez. Que Jalloul y Lozano estén al frente del PSOE de la capital no es baladí, pues la única característica que impera en estos dos perfiles es que Sánchez confía en ellas plenamente, a diferencia de Gabilondo (quien acostumbraba a ir por libre en más de una ocasión), Franco o la mismísima Llop, quien ha salido mejor parada que los demás compañeros.
Ahora hay que esperar. Hasta finales de año el PSOE no abordará el cambio real. No hay que olvidar que de momento Hana figura solo como portavoz. Es el primer paso para algo más, pero de momento no tendrá otro cargo. Una vez se monte la Ejecutiva, habrá que ver qué puesto le reserva a Irene Lozano dentro de el gabinete, pero todo parece indicar que será un peso pesado pase lo que pase. Al menos es lo que dan por hecho todos los socialistas que han visto como alguien que no fue nadie de peso en el partido les ha adelantado de golpe.
LOZANO O CÓMO AFINCARSE EN LO PÚBLICO
Desde el PSOE de Madrid lo tienen claro. Irene Lozano les ha venido impuesta desde arriba. Nadie tiene muy claro a qué ha venido esta mujer a la política madrileña, pero sí que su objetivo principal es “vivir” de lo público el resto de su vida. Entró en el Congreso como diputada de la mano de Pedro Sánchez y desde entonces el líder socialista no ha dejado de premiarla con puestos intermedios que no tienen un salario inferior a los 70.000 euros brutos anuales. Ella estudió lingüística, pero su principal aval para seguir ocupando puestos importantes es que se mantuvo fiel a Pedro Sánchez en sus horas más bajas y que tiene una estrecha relación con el presidente del Gobierno y los libros que ha escrito. Ya sea la tesis o Manual de resistencia.
“Este libro es fruto de largas horas de conversación con Irene Lozano, escritora, pensadora, política y amiga. Ella les dio forma literaria a las grabaciones, prestándome una ayuda decisiva. Sirvan estas líneas de agradecimiento”. En cualquier caso, Lozano le dio esa “forma literaria” al libro de Sánchez en el que presume de ser resiliente. Debe confiar mucho en ella dado que le permitió escribir parte de su libro y lo confirmó poco después de que estallara el escándalo de la tesis doctoral del presidente del Gobierno. Esa titulada La nueva diplomacia económica española (Delta, 2013) que fue acusada de estar formada con algún que otro corta y pega. Pero en cualquier caso, esa confianza ha llevado a Lozano a ocupar, siendo lingüista, puestos que poco tienen que ver con su preparación académica o laboral.