Las contradicciones de los políticos en general, del Gobierno y del presidente, Pedro Sánchez, en particular, son el pan de cada día. La última y más reciente tiene que ver con su cruzada ecológica plasmada en su utópico y lejano ‘Plan España 2050’, presentado el pasado jueves. El presidente del Gobierno se desplazó este lunes a Toledo para impulsar su propuesta ecologista y su visión de cómo quiere que sea España a mediados de este siglo.
Lo curioso y para muchos indignante es que para defender esas ideas, entre otras la de prohibir vuelos en trayectos que puedan realizarse en dos horas y media en tren, Pedro Sánchez no se privó de acudir a la capital castellano-manchega en un medio aéreo tan ecológico y habitual para cualquier español como el helicóptero. Sin duda es la forma más rápida de trasladarse de Madrid a Toledo, y no le importó la huella contaminante que deja el Super Puma 402. Sánchez iba acompañado por las ministras de Transición Ecológica, Teresa Ribera, y de Industria, Reyes Maroto. Es habitual en el presidente estos viajes aéreos y no sólo para sus labores institucionales. Vamos a recordar otros casos.
3Pedro Sánchez no tardó en hacerlo norma
A los pocos meses de su llegada a La Moncloa en 2018, Pedro Sánchez recurrió al helicóptero, en este caso, para acudir a la boda de su cuñado en un pueblo de La Rioja. El escándalo estaba servido, pero tras este primer «desliz de altos vuelos», no parece que hizo mella en Sánchez ni en su gabinete y ha continuado con sus rutinas viajeras nada ecológicas. Cualquier ocasión laboral o personal ha sido buena para el presidente. También para actos de campaña, como ocurrió en 2019.
Pedro Sánchez utilizó en las elecciones de abril y noviembre el avión Falcon hasta en 9 ocasiones de forma irregular para ir a mítines de campaña: Vigo, Málaga, León, Gijón… Ante la denuncia del PP, el PSOE recurrió ante la Junta Electoral Central y quedó demostrado que fue así. Con un coste de 5.600 euros por hora de vuelo, calculen el coste, aparte del daño ecológico que tanto en teoría quieren evitar. Por supuesto un coste que va a cargo de los Presupuestos Generales del Estado.
Lo que sí hicieron fue enmascarar esos viajes colocando en la agenda algún acto en calidad de presidente del Gobierno y así «legitimar» ese uso de transporte oficial. Obviamente así el PSOE evitaba pagar de su bolsillo el cuantioso gasto de un avión privado.