Eurovisión: los motivos por los que España siempre hace el ridículo

Otro año más, España ha quedado en uno de los peores puestos en el Festival de Eurovisión, a pesar del empeño y el entusiasmo de nuestro representante Blas Cantó, parece que desde hace más de un lustro, es imposible levantar la clasificación por encima del 20º puesto. No ha sido una sorpresa, ya que las apuestas y las previsiones lo tenían más que claro, y desde hace días se apuntaba a Italia como una de las favoritas y España quedaba situada en la cola.

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EL VECINISMO DE EUROVISIÓN, ¿UN MITO?

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Uno de los motivos que algunos alegan son los amiguismos entre países, o el vecinismo. Una teoría que ya expusieron en su día José María Íñigo y Jose Luis Ulibarri, pronosticando certeramente quién votaría a quién, en función de su situación geográfica o sus relaciones internacionales. Un fenómeno que efectivamente sigue ocurriendo, por ejemplo Grecia y Chipre se han votado mutuamente, sin embargo responsabilizar el fracaso de España en el festival a este cliché no deja de ser una excusa del tipo ‘es que el profesor me tiene manía’. Al fin y al cabo a los ganadores les tienen que votar todos los países.

Aun así, es cierto que las votaciones estén influenciadas por la latitud geográfica y la cercanía, principalmente porque sus culturas y sus gustos y preferencias son más parecidos. Por ejemplo, hay más similitudes entre los países mediterráneos, que tienden a votarse entre sí. Lo mismo sucede con los nórdicos o los eslavos. Sin embargo este año, ningún país vecino votó a Blas Cantó, si no que fueron Reino Unido y Bulgaria, así que la regla no siempre se cumple.