El Gobierno de Pedro Sánchez está experimentando algunos cambios en su estructura intermedia que han hecho saltar las alarmas en el PSOE. No se trata de cambios agresivos que se salden con despidos, sino que se está reubicando a muchos directores y directoras generales en otros puestos para sustituirlos de cara a la nueva fase que llega a España. La pandemia será historia en 100 días, según el presidente del Ejecutivo. Esto sumado a la llegada de ayudas europeas condicionadas a subir una batería de impuestos importante hace que el PSOE se esté preparando para un nuevo escenario marcado por un elemento inesperado para los socialistas: la victoria de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid y el impulso del PP en las encuestas gracias al triunfo de la dirigente popular. Ya son unos cuantos directores generales, secretarios de Estado y otros cargos que han cogido la puerta. Ahora llegarán las nuevas caras cuyo objetivo es el de levantar la imagen del PSOE de nuevo en un contexto en el que el partido de Sánchez empieza a padecer, según sus palabras, el desgaste de la gestión de la pandemia.
Este martes ha salido a la luz que la secretaria de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Ana de la Cueva, ha dejado el cargo. Sobre las presiones internas no se detalla demasiado, pero que esta decisión llegue en un contexto de cambio de fase y acompañada de otros ceses o dimisiones deja entrever que el PSOE ha tomado la decisión de iniciar una purga interna para encarar la nueva fase marcada por el fin de la pandemia y la recuperación económica. Junto a Ana de la Cueva, hay que añadir el cese de Víctor Echevarría, uno de los jefes de análisis de Moncloa que no ha durado mucho en el cargo y que deja el puesto justo en un momento en el que el PSOE empieza a caer en los sondeos electorales motivados por la victoria de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones de la Comunidad de Madrid del pasado 4 de mayo. Y estos no son los únicos.
Dentro de la purga interna ordenada por Moncloa, hay otros cambios sustanciales en algunos ministerios clave. Carmen Balsa, la jefa de gabinete de la vicepresidenta del Gobierno Nadia Calviño se ha ido de su puesto (clave de cara a la llegada de las ayudas europeas y a los impuestos que tendrán que aprobarse en los próximos años por exigencias de Bruselas) para ponerse al frente de oficina comercial en Milán. Puede que su pasión por lo italiano le haya motivado para irse, pero todo esto llega enmarcado en la nueva fase.
No son cambios inocentes y lo sabe hasta Unidas Podemos. El PSOE está en crisis desde que la presidenta de la Comunidad de Madrid arrasó en los comicios. El PP le supera en las encuestas por primera vez en años y esto ha hecho que Iván Redondo, jefe de gabinete de la Presidencia del Gobierno, y todo su equipo se ponga a trabajar para mejorar la imagen del PSOE. Hay mucho trabajo por hacer dado que para recibir la gran promesa de las ayudas europeas, Bruselas exigirá notables cambios fiscales que se traducirán en impuestos. Lo de imponer peajes en todas las carreteras en 2024, subir el diésel o elevar al 21% el IVA reducido (10%) y superreducido (4%) son pequeños guiños a la UE que contribuyen a hundir más la imagen del PSOE frente a la ciudadanía.
La salida de estos dirigentes clave, los cuales están muy relacionados con el plano económico, no dejan de aclarar que el PSOE se prepara para mejorar su imagen en un contexto en el que la economía será clave, dado que la pandemia estará controlada (tal y como asegura el presidente del Gobierno) dentro de 100 días. El objetivo de Sánchez no es otro que permanecer en la Moncloa (nada nuevo), pero el de Redondo es hacerlo realidad mejorando su imagen en un contexto en el que tendrán que crujir a las clases medias y bajas, aunque María Jesús Montero se haya plantado y haya asegurado lo contrario.
EL MENSAJE DE HACIENDA
El Ministerio de Hacienda que gestiona María Jesús Montero no se ha cerrado a tocar el IVA reducido y superreducido en los próximos años. Desde luego, los impuestos directos son los que más repercuten en las arcas del Estado y hay mucho que pagar. La deuda de España se ha disparado al 120% del Producto Interior Bruto durante este periodo de pandemia y hay que recortar muchas cosas. Entre ellas, es necesario presentar un ajuste fiscal importante para que Europa no se lleve las manos a la cabeza y nos preste el dinero que Sánchez quiere gestionar personalmente. Esta vez no se gastarán en rotondas (esperemos). Hay perspectivas de género más importantes en las que invertir. Pero desde luego Montero se abre a tocar este IVA que afecta a las familias, así como a imponer peajes en todas las autopistas y autovías españolas y a elevar la tasa al diésel en 0,10 céntimos el litro.
El pan, la harina, la leche, los huevos, leche, la mayoría de las verduras, hortalizas y legumbres, o los cereales son algunos de esos productos a los que Montero sopesa subir el IVA. Vamos, que la bolsa de la compra será sensiblemente más cara siempre que el socialismo 2.0 se lleve a cabo. Por supuesto, desde Unidas Podemos se niegan en rotundo a elevar el IVA superreducido y el reducido, pero Montero ya no dice nada no vaya a ser que se pille los dedos. Europa quiere ajustes y Sánchez necesita esos fondos para chupar cámara. Dos más dos…