Pedro Sánchez ha descabezado al PSOE de Madrid y pondrá una gestora al frente de esta agrupación, como ocurrió en 2015 con Tomás Gómez. La decisión se ha adoptado de forma forzada tras la dimisión de José Manuel Franco, auspiciada por las fuertes críticas internas tras la debacle en las pasadas elecciones del 4-M en Madrid. El presidente del Gobierno no premia ahora los cargos de máxima confianza, sino que busca fieles a su ideario.
Franco deja únicamente su cargo como secretario general del PSM y se mantendrá al frente del Consejo Superior de Deportes (CSD). La decisión se debe al fuerte enfrentamiento en el seno de los socialistas madrileños, que han sufrido una derrota sin precedentes al situarse como tercera fuerza política. Más Madrid y el PSOE obtuvieron 24 escaños cada uno, pero la fuerza de Mónica García obtuvo 4.470 votos más.
El actual presidente del CDS tan sólo llevaba tres años al frente del PSM y gozaba de la máxima confianza de Pedro Sánchez, que busca ahora leales y fieles a su ideario y formas de hacer. Hechos similares están ocurriendo en Andalucía, con Susana Díaz y Juan Espadas, el fiel escudero de Sánchez para destronar a la líder del PSOE-A.
La labor de Franco al frente del PSM durante los tres últimos años se centró en apaciguar los ánimos tras las diferencias con Tomás Gómez. Esta ardua tarea tuvo su recompensa por parte de Sánchez. Primero le llevó en puestos de honor en las listas del Congreso, después le dio el sillón de la Delegación del Gobierno.
LA INESTABLE FEDERACIÓN MADRILEÑA
Dentro del PSM hay dos corrientes claramente definidas. Los que culpan de la debacle directamente a Sánchez e Iván Redondo por la fallida campaña electoral, y quienes consideran que el líder actual del PSM no tiene carisma para enganchar a los votantes, culpando exclusivamente a Gabilondo y su equipo. Ni unos ni otros habían asumido responsabilidad alguna, pero el único que dio la cara en la triste noche electoral fue el jefe de filas del PSOE-M.
Las críticas internas arreciaron contra Gabilondo por no asumir responsabilidad alguna por la debacle. A esta línea se ha sumado La Moncloa y Ferraz, como si el PSM tuviera que rendir las cuentas. De hecho, el PSM enmarca la dimisión de Franco para «asumir la responsabilidad del pésimo resultado electoral el pasado 4 de mayo».
«asumir la responsabilidad del pésimo resultado electoral el pasado 4 de mayo»
«La salida del máximo responsable de los socialistas madrileños también supone que no se utilice el mal resultado en los comicios de la Comunidad de Madrid para atacar al Partido Socialista y al Gobierno de España«, asegura la federación menos estable de los socialistas. La decisión de Franco se ha adoptado tras una maratoniana reunión con su cúpula durante este miércoles, donde el PSM ha abordado con profundidad la hecatombe, tras cosechar el peor resultado de su historia en Madrid.
26 AÑOS SIN CATAR EL PODER EN MADRID
Desde hace 26 años, esta federación encadena una debacle tras otra, pero las más convulsas se han registrado los últimos años, concretamente desde 2015, cuando Tomás Gómez alcanzaba el suelo, hasta la llegada de Gabilondo. Los socialistas no han catado el poder en Madrid desde 1995.
Con la renuncia de Franco, el cambio en el PSM es notable. Ferraz pondrá al frente una gestora, una elección que permitirá poner en la rampa de lanzamiento al candidato de Sánchez. Y es que, según los estatutos la dimisión del secretario general deriva en el despido inmediato de toda la directiva.
La última vez que una gestora se hizo cargo del PSM fue en 2015, cuando Sánchez descabezó a Gómez, que había osado retarle. Rafael Simancas, el candidato del ‘Tamayazo’ de 2003, fue el encargado de iniciar la reforma en el PSM.
‘KAMALA’, LLOP, LOZANO… LOS NOMBRES DE SÁNCHEZ
La gestora controlará al PSM hasta finales de año, cuando se celebrará el Comité Regional, sin que aún se conozcan claros candidatos. Sin embargo, suenan nombres como Hana ‘Kamala’ Jalloul, de la máxima lealtad a Sánchez; o Pilar Llop, que tendría un premio de consolación tras derramar las lágrimas tras la contundente derrota del pasado martes.
Otros nombres que gozan de la fidelidad a Sánchez son los de Irene Lozano y Juan Lobato, quinta y cuarto, respectivamente, en la lista encabezada por Ángel Gabilondo, un ‘aburrido’ que se conforma con su escaño en la Asamblea de Madrid y que se ha negado a dimitir.
UNA CAMPAÑA DE CONTRADICCIONES
Pedro Sánchez decidió confiar en Gabilondo para encabezar el cartel electoral ante la imposibilidad de preparar otra opción. Sonaba Margarita Robles, pero la ministra de Defensa apenas tenía tiempo para preparar la candidatura y tampoco tiene el tirón deseado para movilizar a la izquierda. El ‘aburrido’ Gabilondo aguantó en 2015 el vendaval de Podemos y no fue presidente porque IU no llegó al 5% del voto. Cuatro años después obtuvo la victoria, pero el pacto entre PP, Vox y Cs le impidió gobernar.
Aún así, las contradicciones han sido la tónica durante los últimos días antes de las elecciones, con bandazos sonados: desde rechazar un pacto con Pablo Iglesias a tender la mano al excandidato de Podemos, que ha dejado la política; o decir que no iba a subir impuestos, mientras que el PSOE a nivel nacional ha preparado una fuerte batería que afecta especialmente a los madrileños.
Iván Redondo a mover ficha para forzar un ‘plan b’: polarizar la campaña para conseguir ir a un escenario insólito marcado por una participación de récord en unas elecciones autonómicas de Madrid.
Los socialistas no dan con la tecla para poder recuperar un feudo perdido hace casi tres décadas y que de seguir la misma tendencia va a costar reconquistar, más cuando están prometiendo a los madrileños recentralizar competencias fiscales y evitar que algunos impuestos sean bonificados o exentos.