El colectivo de víctimas del terrorismo, Covite, ha denunciado que, tres años después de que ETA «escenficara su autodisolución» en la localidad francesa de Campó-les-Bains, su «legado» es «el discurso del odio de la izquierda abertzale, los homenajes públicos a etarras y la manipulación de la historia».
A través de sus redes sociales, Covite ha recordado que la del 3 de mayo de 2018 «fue una celebración orquestada por sus jefes de propaganda para teatralizar su ansiado ‘final sin vencedores ni vencidos'» y ha insistido en que la izquierda abertzale es «quien siempre ha dirigido la estrategia de terror de ETA» porque son los «ideólogos» de la organización terrorista.
En esa línea, el colectivo que preside Consuelo Ordóñez ha considerado que cuando «estos estrategas» vieron que ETA «estaba muy debilitada» por la acción de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la ilegalización de sus marcas políticas, «decidieron cambiar de táctica».
Covite ha destacado que, en 2003, «el Estado de derecho estaba a punto de derrotar a ETA» y, en aquel momento, la izquierda abertzale «vio que el terrorismo había dejado de resultarles útil para conseguir sus objetivos políticos».
Tras afirmar que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero «decidió negociar con ETA las condiciones de su final», ha asegurado que la banda «ejerció el terrorismo porque le parecía útil para lograr sus objetivos políticos». «Si dejaron de hacerlo, y no mediante la labor de las FCSE, sino mediante una negociación -que no diálogo-, fue porque en la balanza de utilidad ETA encontró vías más eficaces que el terror», ha subrayado.
El colectivo ha criticado que Zapatero presume de la «conversión de la izquierda abertzale a la democracia» por su negociación cuando «ninguna de sus marcas políticas ha condenado el terrorismo», al tiempo que ha insistido en que «ETA ya no mata, lo cual es un logro, pero no dejó la violencia por una reflexión ética, sino por utilidad».
NEGOCIACIÓN
«Zapatero negoció la hoja de ruta del final de ETA con la propia ETA y el Gobierno de Rajoy no opuso objeción a que se cumplieran la mayoría de las exigencias de ETA», ha denunciado.
Para Covite, en el momento actual, las víctimas padecen las consecuencias de un final negociado de ETA que, a su entender, son «impunidad, legitimación del terrorismo y un poder cada vez mayor del brazo político de ETA en las instituciones». «¿Es esto una derrota?», se ha preguntado.
En ese sentido, ha denunciado la «impunidad» que supone el hecho de que hay «más de 350 asesinatos de ETA sin resolver» y ha recordado que «incluso el último crimen de ETA en España está sin resolver, el de los guardias civiles Diego Salvá y Carlos Sáenz de Tejada, cometido en 2009» y que «casi todos» los atentados con heridos también están sin resolver.
Covite ha insistido en que la izquierda abertzale «reivindica que el terror fue útil y homenajea a aquellos terroristas que salen de prisión sin haber mostrado un ápice de arrepentimiento por sus crímenes» y ha lamentado que las nuevas generaciones en el País Vasco «crecen con etarras como modelo a seguir».
«El brazo político de ETA es hoy determinante en la política nacional, autonómica y local. Todo ello sin condenar a ETA, llamando presos políticos a los asesinos y refugiados políticos a los prófugos de la Justicia», ha censurado.
Covite se ha referido a la «foto de la infamia: la auto-disolución de ETA, consentida por el Gobierno de Rajoy para satisfacer una de las exigencias de ETA para dejarnos de matar», para reiterar que «en un Estado democrático quienes disuelven las bandas terroristas son las FCSE». «¿Dónde está esa foto?», ha cuestionado.