El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene fugas en su gabinete. Parece que al líder socialista se le ha escapado que Miguel Oliver podría, en un giro marcado por la ironía, ser un coladero informativo que filtre determinada información al Partido Popular. La clave está en la mujer del secretario de Estado de Comunicación, Charo González, que es jefa de prensa del Ayuntamiento de Boadilla del Monte. Este municipio pequeño no debería aparentemente tener relación con la alta política. Sin embargo, el ya exalcalde para quien trabajaba Charo es ahora diputado del PP y miembro honorífico de la camarilla de Teodoro García Egea y probablemente uno de los mejores activos para Casado en esta guerra fría que viven los populares y los socialistas. Es un mundo muy pequeño y Sánchez parece tener una pequeña fuga de información, tal y como ha podido comprobar este medio. No es de extrañar que Oliver no fuera la primera (ni la segunda) opción de Redondo para hacerse con la Secretaría de Estado de Comunicación. Al final se tuvieron que conformar.
Desde el PP desde luego niegan que por vía del diputado se hayan filtrado secretos de partido. Lo tienen claro. Sin embargo, la información que maneja Oliver es más complicada de retener en plena ebullición política. Una tarde de domingo puede jugar una mala pasada. La información fluye y al PP le han llegado algunos secretos del núcleo duro de Sánchez sin esperárselo por esta conexión inesperada basada en relaciones. No hay que olvidar que este diputado popular goza de la total confianza del partido y que esa realidad no es baladí. Que Teodoro García Egea confíe en tí no es fácil. Y más en un contexto en el que Teodoro ve fantasmas y conspiradores en todos lados. Superar la paranoia de García Egea no es sencillo y el exalcalde de Boadilla lo ha conseguido. ¿Tendrá información privilegiada?
Charo es el nexo. Es la clave. Desde el entorno de Oliver detallan que este punto de información no ha traído disgustos a Sánchez y que la pareja de Oliver jamás se ha ido de la lengua en su entorno laboral. Pero lo cierto es que el PP cuenta con ciertas ventajas a la hora de conocer qué se mueve en el núcleo duro del presidente del Gobierno.
El diputado se ganó, poco después de coincidir con Charo, un puesto de confianza absoluta en el PP
Desde el Ayuntamiento de Boadilla lo saben todos. Es un secreto a voces que la jefa de prensa del Consistorio de este municipio es la pareja del secretario de Estado de Comunicación de Sánchez. Antes era más sencillo. Charo jugaba en la Asamblea de Madrid o en otros cargos públicos mientras Oliver se dedicaba a aparecer en la Cadena SER o a presentar los informativos de Cuatro. Pero desde que ambos coincidieron en el rin en lugares opuestos a nivel político, otros intereses entraron en juego. Y casualmente el parlamentario se ganó, poco después de coincidir con Charo, un puesto de confianza absoluta en el PP.
Dos carreras periodísticas que han llegado a encontrarse y en el momento de hacerlo todo cogió un tono oscuro. Sobre Oliver no hay, de momento, sombra de duda en el gabinete de Sánchez. Iván Redondo, el encargado de la fontanería en el núcleo duro de Pedro Sánchez, presume de tenerlo todo controlado y cree gozar de la confianza de Oliver en todo momento. Pero eso no quita para que Redondo no le quite ojo. El PP tiene acceso a los secretos del Gobierno por la puerta de atrás. Y por mucho que Charo se mantenga fiel en el plano político a su pareja, siempre hay riesgo de que se escape algún detalle.
Por un lado está el jefe directo (y de confianza) de Charo al frente del Ayuntamiento de Boadilla del Monte. La responsable de prensa del Consistorio ha sido al diputado lo que Miguel Oliver es a Sánchez. Parece un galimatías, pero es así. Mientras que la estrategia de comunicación de Charo tiene que proteger e impulsar al alcalde de este municipio madrileño, Oliver debe hacer lo mismo con el presidente. La única diferencia y lo que hace que más de un socialista arquee las cejas es que desde que el parlamentario popular pasó por la alcaldía de Boadilla ha pegado un impulso a su carrera importante.
Como jefa de prensa, Charo no tiene precio. Para el diputado desde luego fue un antes y un después pasar por Boadilla del Monte. Ahora solo se habla de que el núcleo duro de Casado tiene pocos miembros, pero que son fieles al líder. Y el parlamentario popular es uno de ellos. Quien ahora ejerce de diputado es también Vicesecretario general de Política Territorial del Partido Popular, por lo que lo que es innegable es que el ascenso del diputado va viento en popa.
Pero volviendo a Miguel Ángel Oliver, la confianza no está tan clara en el lado socialista. Oliver no es precisamente alguien abierto. En las ruedas de prensa del Consejo de Ministros se preocupa mucho de conocer bien a los periodistas a quienes les da la palabra. Esto no quiere decir que no acepte preguntas incómodas, que las acepta, sino que le gusta tener controlados en el radar a los redactores que hagan preguntas en su presencia. Mantiene un perfil duro, opaco y sobretodo intenta ser impenetrable de cara a la información. No le gusta hablar más de la cuenta. ¿Será igual en casa? En el PSOE no lo deben de tener tan claro.
Lo que tienen claro en ambos lados es que hay un canal de comunicación complicado entre el gabinete de Casado y el de Sánchez. Ese canal puede ser de doble sentido. Se puede ejercer como espía o como agente doble. Pero en cualquier caso, lo cierto es que hay evidencias que revolotean en el núcleo duro del PSOE y que hacen sospechar que en casa no se deja todo el trabajo en la oficina. Un secreto fuera de lugar podría beneficiar la carrera de uno y viceversa. Lo que sí está claro es que Redondo tiene completamente fichado a Oliver. Esperemos que José Carmelo Cepeda no le haya regalado un Nokia… Todos sabemos como se las gasta el diputado autonómico con esta clase de móviles.