Se aproximan las elecciones de la Comunidad de Madrid y los asesores de Ciudadanos que han conseguido sobrevivir por los pelos en la administración quieren revalidar su cargo. El problema es que la Consejería de Presidencia tiene demasiadas peticiones de aquellos asesores de Ciudadanos que se han quedado colgados desde el momento en el que los consejeros naranjas cesaron del cargo y se fueron del gobierno por la puerta de atrás. De momento, la mayoría de los asesores que han sobrevivido se mantienen a la espera, pero temen que en el mejor de los escenarios políticos, la revalidada presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, traiga nuevos consejeros que les echen. Ahora quien decide quién vive y quién muere son María Eugenia Carballedo, Consejera de la Presidencia, y su jefe de prensa, José Luis Carreras.
La tensión se masca en los pasillos de las consejerías que dependían de Ciudadanos y en las empresas públicas que dependían de ellos. Metro de Madrid es un cuadro con Miguel Oliver al frente y Cristina Sánchez Masa por detrás. Pero es que en el Canal Isabel II u otras áreas similares pasa exactamente lo mismo. Dejaron las carteras Ignacio Aguado (vicepresidente y Deportes), Ángel Garrido (Transportes), Manuel Giménez (Economía), Marta Rivera de la Cruz (Cultura), Eduardo Sicilia (Universidades) y Javier Luengo (Políticas Sociales). Pero no se habló de los pobres supervivientes de la administración pública que dejó detrás.
es José Luis Carreras bajo el mando de Carballedo quien decide quién vive y quién muere
Algunos han sido indultados y otros se han escondido debajo de la mesa para sobrevivir. Otros temen que el consejero de turno o la propia presidenta de la Comunidad de Madrid se entere de que su puesto existe y lo ponga a disposición de otra persona. Pero los más valientes han ido con el rabo entre las piernas a visitar a quien tiene la vara de mando para ver si resultan indultados o no. La foto viene a cuento porque es José Luis Carreras bajo el mando de Carballedo quien decide quién vive y quién muere. Ahora hay muchos que se fueron a Ciudadanos que quieren volver al PP y no saben cómo pedir perdón. Pero otros, como Javier García Vilumbrales, han sido capaces de dar el salto de defender la educación pública en la consejería de Enrique Ossorio a dar clases en una universidad privada de Valencia para reciclarse en el sector privado.
El caso de la Consejería de Cultura se salva dado que Marta Rivera de la Cruz es de las pocas que su gestión se ha impuesto a su procedencia política. De hecho, si gana Isabel Díaz Ayuso las elecciones es muy probable que renueve su cargo al frente de la Consejería de Cultura y con ella todo su equipo entero. Los asesores naranjas de Cultura aguantarán el tipo casi seguro si la presidenta Ayuso gana las elecciones y consigue un resultado suficiente como para sumar. De hecho, el equipo que estaba con ella permanece en su puesto solo porque saben manejar de forma eficiente la consejería.
Las demás consejerías son otro cantar. Y con ellas, todo lo que depende de dicha administración. Este es el caso de la Consejería de Transportes, Movilidad e Infraestructuras que dirigía Ángel Garrido. El Metro de Madrid ha sido una empresa en la que se han quedado a gusto colocando a gente afín. Pero es que si miramos dentro de la propia consejería, también había muchos cargos elegidos a dedo por Garrido que pertenecieron al PP en la etapa en la que el ya exconsejero era vicepresidente para luego subirse al buque naranja de Albert Rivera.
En cualquier caso, el departamento de José Luis Carreras hecha casi tanto humo como su teléfono móvil. Son más de diez los asesores que han llamado, según detallan fuentes cercanas al partido, al jefe de prensa de la Presidencia para rogarle continuidad en el cargo. Algunos lo han conseguido, como es el caso del asesor de prensa David Robles Infante. Pero hay otros que saben que caerán o que no tienen suficientes galones como para dar un toque a Carreras y pedirle un puestecito a medida que le evite salir de lo público.
El papel de Carballedo y Carreras es ver a quién perdonar por su deserción. No es nada fácil porque no hay tantos puestos donde recolocar y sobretodo porque Carreras ahora tiene mano, pero cuando lleguen nuevos consejeros otro gallo cantará. Es por eso que la obsesión de esta buena cantidad de asesores que se han atrevido a ponerse en contacto con la Consejería de Presidencia quieren recolocarse en puestos intermedios de consejeros populares de forma inmediata. Si consiguen el asiento ahora, menos riesgo de que les barran, pero esta no es la única estrategia que están siguiendo los que maman de la teta de lo público. Hay otra técnica depurada que domina Miguel Oliver y los suyos que han adoptado de la naturaleza y que parece que puede tener resultados. En el Canal Isabel II los ha tenido.
Los que han preferido imitar al avestruz se han escondido debajo de la mesa y esperan, según detallan fuentes de la administración pública, a que pase el tiempo y quien llegue no se entere de que hay un puesto del que pueden disponer. Pese a que los funcionarios de la administración que se han ganado la plaza vía estudios no ven con buenos ojos que estos cargos se concedan por relaciones personales y no por validez laboral, lo cierto es que hay veces que algunos sobreviven a diferentes presidentes del Gobierno de la Comunidad de Madrid solo porque los consejeros no son conscientes de que pueden disponer de ese puesto. De hecho, el mayor miedo de este colectivo es que se sepa, por ejemplo, que la Dirección de Marketing de Metro es un cargo disponible para quien venga como próximo consejero de Transportes.