Pepe Rodríguez es uno de los chefs más apreciados de la televisión por su carácter entrañable y natural, una impresión que se consolida cada vez que Pepe es protagonista de alguna de las emisiones de MasterChef. Tras una larga carrera entre fogones, llegó a la televisión de pura casualidad y en un momento muy crítico de su vida, algo por lo que el cocinero está sumamente agradecido, y eso es algo que sabe transmitir en sus intervenciones. A sus 52 años, ha conseguido convertirse en uno de los personajes televisivos que más simpatía despierta en la audiencia, y a pesar del enorme éxito adquirido gracias al talent-show, Pepe sigue siendo el de siempre, simpático, humilde y trabajador. La fama, no le ha cambiado y eso es algo que gusta.
3PEPE RODRÍGUEZ CASI EN LA RUINA
El Bohío es un establecimiento con mucha historia. Fue fundado por Valentina, la abuela de Pepe, y su hermana Romana, y pronto se implicó toda la familia. El chef se crio entre las paredes del restaurante, y para colaborar con la familia, trabajo de camarero y haciendo otras tareas como limpiar y barrer. Nunca se planteó meterse en la cocina, pero en cierto momento de apuros económicos, no tuvo otra opción que plantarse ante los fogones, para salvar el negocio. Fue tan bien que consiguió una estrella Michelín y un prestigio que trascendió fronteras.
Sin embargo, la crisis de 2008 golpeó con fuerza al negocio, aunque Pepe Rodríguez trató de resistir por todos los medios. Cuando, en 2013, le llamaron para convertirse en parte del jurado de ‘Masterchef’, su situación financiera estaba en una situación límite, por lo que considera que el programa le salvó la vida. No solo por convertirse en una fuente de ingresos, también, por que la notoriedad que le dio el programa, consiguió relanzar la popularidad de su restaurante y recuperar la clientela. La pandemia también ha sido un mazado para ‘El Bohío’, al igual que para la mayoría del sector hostelero.
