Isabel Díaz Ayuso llegó a la primera línea política como una apuesta personal de Pablo Casado para enfrentar a Manuela Carmena. No ganó esas elecciones, pero el acuerdo con Ciudadanos le permitió cumplir con su objetivo. Con Carmena fuera de juego, y Ángel Gabilondo como una oposición blanda, los mayores contratiempos los ha encontrado dentro de su propio ejecutivo. El movimiento de Ciudadanos en Murcia le permitió agitar las aguas y buscarse una posición más cómoda, quizás con otro líder de Ciudadanos, si la aritmética jugara su papel, o quizás con el apoyo en las sombras de Vox, con quien muestra mayor afinidad. IDA no sólo se ha mostrado como un agente catalizador durante la campaña, sino que desde su llegada a Correos, ha conseguido neutralizar la imagen de otros presidentes autonómicos.
Desde la presidencia de la Comunidad de Madrid, Ayuso ha entendido perfectamente que su juego es doble: como baluarte del poder territorial, mermado, del PP y de cara a sus propias aspiraciones políticas. En ambos casos ha sabido manejar bien los tiempos y las medidas, además de la comunicación. Cada vez que finalmente el Ejecutivo de Sánchez ha terminado aplicando alguna de las medidas madrileñas, la candidata del PP ha salido fortalecida.
AYUSO: DE DUDA A GRAN ESPERANZA
Y eso que nadie confiaba que esa desconocida que se había mantenido en las sombras de Aguirre y Cifuentes pudiera ser la próxima Presidenta de la Comunidad de Madrid. Ya ahí vimos el inicio del ‘efecto Ayuso’: sus declaraciones, su calma, su juventud, y ser ese rostro no asociado a nada del pasado inmediato del PP de Madrid jugaron a su favor.
Tener que gobernar la región más afectada por la pandemia en términos de afectados, plantar cara al Gobierno de la Nación y diferenciarse incluso de sus colegas de partido en los gobiernos regionales le ha conferido un aura de liderazgo con el que inicialmente no contaba. Entonces era el títere de Casado.
Ahora, en plena lucha por el poder del partido regional, afronta unas elecciones, las del 4M, que serán claves también a nivel interno. Un resultado de mayoría o muy próximo a ella la catapultaría directamente a la dirección regional, quitándose de en medio a Ana Camíns, y como contrapeso del poder que ya ha alcanzado José Luis Martínez-Almeida. Para ello se ha rodeado de su propia guardia pretoriana, sus hombres de confianza, incluso a riesgo de enfrentar a Pablo Casado. Y es que Ayuso ya vuela sola, o casi.
MAR, EL IVAN REDONDO DE GÉNOVA Y CORREOS
Detrás del efecto Ayuso, al igual que en el PSOE del Illa, está una mente de animal político. En el caso de los populares, un viejo conocido: Miguel Ángel Rodríguez, responsable entre otros logros del giro de Aznar que le llevó a la presidencia en 1996. Hombre de la vieja guardia, pero sobre todo un hábil estratega, cual Iván Redondo, preparó durante meses a la elegida de Casado para ser la mejor opción de los Populares en Madrid.
Por ahora, Ayuso deja tutelarse para conseguir su máximo objetivo: que el efecto del Gobierno de Madrid se traduzca en un ejecutivo más cómodo para ella. Y todo ello manteniendo intacta, de momento, su buena imagen en Génova y para con los partidos de su órbita en Madrid. Un equilibrio que se demuestra en la lista electoral, transversal, que apela a todo en lo que quiere cimentar su imagen. Gracias a esta versatilidad ha conseguido eclipsar a algunos de los pesos pesados del partido y a otros presidentes regionales.
FEIJÓO ESPERA EN GALICIA LA CAÍDA DE AYUSO
Mientras desde Génova y la Casa de Correos se apunta a una línea argumental más escorada a la derecha, Feijóo se mantiene a la expectativa, de nuevo, de lo que ocurra en Madrid. Él es el Barón por excelencia. Desde su refugio gallego, el único con mayoría, ve los toros desde la barrera, como un entrenador. Siempre como delfín, el ascenso de Casado le trastocó su idea de centro. Un hijo de Faes y el marianismo no cuadran especialmente bien. Siempre ha sido de los más críticos con Casado y las líneas duras por las que transita Ayuso. Pero esta le ha eclipsado.
MORENO, CONTENTO CON SU FEUDO ANDALUZ
Juan Manuel Moreno tampoco tenía nada a su favor para convertirse en Presidente de Andalucía, pero lo consiguió pactando con Marín (Cs). Allí parece que el matrimonio está mejor avenido que en Madrid, quizás porque la sintonía entre ambos sea mayor o más próxima ideológicamente en la base, y cedible en los otros temas. Después de recuperar Andalucía tras décadas de gobierno socialistas, Moreno esperaba ganar peso en Génova. Pero la irrupción de Ayuso, su política de confrontación con Sánchez, que él termina replicando para no ser menos, le ha ganado la partida.
PUIG, EL REBELDE QUE ACTÚA COMO AYUSO
No sólo de sus propias filas populares Ayuso ha creado una gran sombra. Ximo Puig, el gran barón socialista, se ha ido hundiendo poco a poco. Inicialmente se mostró muy crítico con Ayuso y su política frente a la pandemia. El empeoramiento de la situación en su región le ha dejado tocado, amén de los casos familiares y la presión interna de Oltra y Compromís. Mientras tanto, Sánchez parece sólido en Ferraz, y en Moncloa. Ahora busca equipararse a la osadía de Ayuso al contactar con las farmacéuticas para tratar de comprar vacunas por libre. Pero de nuevo cae en la incongruencia al tratar de azuzar, por orden de Ábalos, a Ayuso.
CATALUÑA NEUTRALIZADA
En el caso de Cataluña Vs Madrid, Ayuso ha ganado sin tener que presentar batalla. Los resultados de las elecciones han dejado la comunidad neutralizada para actuar como agente en la campaña del 4M en Madrid. A la espera de un gobierno, Pere Aragonés no cuenta con la presencia ni el perfil de sus antecesores. Sólo una habilitación de Oriol Junqueras generaría un contrapeso a Ayuso en el Palau de la Generalitat.