Bajo una lluvia de piedras, botellas de cristal, huevos y ladrillos de considerable tamaño. Así se ha dirigido Santiago Abascal a los cerca de 200 personas concentradas en la Plaza de la Constitución situada en el centro de Vallecas.
Vox ha apostado por presentar su candidatura en Vallecas. Un ejercicio de libertad de expresión que la izquierda radical ha comparado con una afrenta y una provocación, también para el PSOE, Más Madrid y Podemos. La batalla campal ha concluido con 14 personas heridas, una de ellas el diputado de Vox, Ángel López, que ha sido atendido tras recibir el impacto de una piedra en la mano.
Convocados por Vallecas Antifascista y otras secciones antisistema, como el Sindicato de Estudiantes, o ‘Vallecas para todas. Vallekas Antifa’, cientos de personas han rodeado a los simpatizantes y militantes de Vox, quienes han recibido un lluvia de objetos, como latas, piedras, palos de gran tamaño y botellas de cristal. Algunos de los seguidores de Vox han devuelto la agresión de la misma forma, lanzando los objetos que les llegaban hacia los antisistema.
2INSULTOS Y ‘TIROS’ A VOX
Los vecinos de las casas colindantes a la plaza también han mostrado su rechazo al acto de Vox. Dos vecinas de un edificio cercano han desplegado una pancarta con el lema: ‘Mierda Vox’.
Los cánticos de los antisistema se han producido desde las 18.00 horas, una hora y media antes del inicio del acto, que ha empezado con retraso debido a las medidas de seguridad. De hecho, la diputada Macarena Olona ha entrado con un paraguas de la bandera de España para evitar la lluvia de objetos. Antes había aparecido Javier Ortega Smith, portavoz de Vox en el Ayuntamiento, junto a Víctor Sánchez del Real, diputado por Badajoz (Extremadura).
«Fuera fascistas de nuestros barrios» o simulando disparos al grito de «pum, pum» a los seguidores y diputados de Vox han sido la tónica en la hora que ha estado en la Plaza Roja, junto a otros insultos como «no queremos la mierda en nuestros barrios», «Abascal, hijo de puta» o «Abascal, ponte a trabajar». Las pancartas, algunas de ellas de grandes dimensiones, contra Vox también han servido de parapeto a los violentos.