domingo, 24 noviembre 2024

Los científicos creen que el coronavirus se convertirá en un virus respiratorio endémico, como la gripe

La comunidad científica coincide en señalar que el SARS-CoV-2, el coronavirus que ocasiona la enfermedad conocida como Covid-19, se convertirá en un virus respiratorio endémico, como ya lo es, por ejemplo, la gripe estacional.

«Probablemente veremos una evolución del virus. El virus se irá adaptando», ha dicho la especialista del servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Germans Trias i Pujol en Badalona (Barcelona), Beatriz Mothe, según recoge la plataforma Sinc.

Los motivos de que el coronavirus siga existiendo se explican, a juicio de los expertos, porque la vacunación no eliminará por completo el SARS-CoV-2 y probablemente el virus evolucionará para seguir contagiando de forma más leve, aunque «sin matar al huésped.

Por un lado, las vacunas previenen de las formas más graves del Covid-19, pero aún no han demostrado que sean capaces de cortar de raíz la transmisión del virus, ni cuánto durará la inmunidad provocada por la vacuna. En este sentido, los científicos han recordado que a lo largo de la historia los programas de vacunación sólo han logrado acabar por completo con dos enfermedades: la viruela y la peste bovina, que no afectaba a los humanos, pero provocó una gran escasez de alimentos.

Al mismo tiempo, han explicado que los virus necesitan un huésped como los humanos para replicarse y sobrevivir, por lo que su lógica evolutiva no es la de matar al huésped, sino la de continuar infectando para reproducirse en él. «Este virus ha venido para quedarse, vamos a seguir conviviendo con él», ha aseverado la viróloga del Centro Nacional de Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CNB-CSIC), Sonia Zúñiga.

Algunos de los factores que incidirán en la conversión del nuevo coronavirus en un viejo conocido son su velocidad de propagación y el ritmo de vacunación. De hecho, un artículo publicado en la revista ‘Nature’ añadía otros argumentos que respaldan la tesis de que el coronavirus no desaparecerá de las vidas.

Al respecto, los expertos consideran también que algunos de los factores que pueden reforzar la circulación del SARS-CoV-2 en el planeta son las reticencias de algunas personas a vacunarse y un posible cambio de comportamiento de las ya vacunadas al sentirse más seguras. Por eso, han destacado la importancia de que tras vacunarse se sigan manteniendo las medidas de protección: mascarilla, higiene, ventilación y limitación de las interacciones sociales.

EL FINAL DE LA FASE AGUDA DE LA PANDEMIA NO FINALIZARÁ HASTA 2024

Además, los expertos han señalado que el final de la fase aguda de la pandemia llegará con la generalización de la vacunación, que debe extenderse a todo el mundo. Y es que, hay estudios que calculan que esto no sucederá hasta 2024 por la distribución desigual de dosis, según el Centro de Innovación en Salud Global de la Universidad de Duke (Estados Unidos).

A partir de entonces, según la hipótesis de una proyección publicada a principios de 2021 en la revista ‘Science’, el virus circularía menos y causaría síntomas menos graves. Los autores de este estudio asemejan el SARS-CoV-2 a otros cuatro coronavirus, ‘primos hermanos’ suyos, que causan el resfriado común; y lo diferencian de sus antecesores SARS-CoV y MERS-CoV, que emergieron en 2002 y 2012.

La fase pospandémica estará influenciada por factores como la reinfección, la estacionalidad y la competición con otros virus para imponerse sobre ellos, según otro trabajo publicado a finales de 2020, también en ‘Science’.

Por otra parte, los científicos han avisado de que la aparición de nuevas variantes del SARS-CoV-2 puede «complicar el panorama». A pesar de que muta menos que otros virus, como el de la gripe o el del VIH, ya han surgido nuevas variantes más contagiosas, pero no más mortales, cuyas mutaciones se concentran en la proteína S de su corona para engancharse mejor a las células humanas y continuar infectando.

«En cierto sentido, le estamos dando oportunidades al virus para ir adquiriendo nuevas mutaciones y ventajas evolutivas, como nuevas variantes que se transmiten mejor y son capaces de evadir la respuesta inmune», ha dicho el investigador del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III (CNM-ISCIII), Francisco Díez.

Por ejemplo, la mutación D614G apareció en enero de 2020 y en medio año acabó siendo la variante dominante en todo el mundo, sustituyendo al virus original que se detectó en China, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esa nueva versión del virus era más infecciosa y transmisible que la anterior. Ahora, todas las variantes actuales provienen de esta.

Una de ellas, y según la OMS, es la VOC-202012/01, que suma la mutación N501Y, identificada por primera vez en el sudeste de Inglaterra, que, en menos de dos semanas, ya se había extendido por todo Reino Unido.

O en Sudáfrica, donde la variante viral 501Y.V2, que incluye otras mutaciones adicionales en la proteína S de la corona, como la E484K y la K417N, se ha asociado con una mayor carga vírica, lo que se traduciría en una capacidad de transmisión mucho mayor.

«Estas son las armas que tiene el virus para sobrevivir: modificar su genoma», ha argumentado Díez, que ha estudiado la diversidad genética del nuevo coronavirus en España desde el inicio de la pandemia. Si el virus continúa en esta línea, subraya Zúñiga, es muy difícil de eliminar, como pasa con el virus de la gripe. «Por eso, esperamos que conviva con nosotros y los casos graves que cause sean cada vez menos», ha zanjado.