Santiago Abascal es Vox y Vox es Santiago Abascal. El líder nacional de la formación se traslada de la arena del Congreso al ruedo de Madrid para tratar de contener la posible fuga de votantes de Vox al Partido Popular y frenar a Pablo Iglesias, exvicepresidente del Gobierno y candidato de Podemos a estas elecciones del 4-M.
Abascal se enfunda el traje de estratega para dirigir la campaña de Vox, un movimiento arriesgado ya que se juega no sólo la posición de su formación en la capital, sino también su prestigio de cara a unas posibles elecciones generales adelantadas.
El lider de Vox tira de épica en cada campaña, y ahora los recursos no escasean. Igual que se volcó en Cataluña, con visitas a todas las provincias y en un territorio hostil, la formación tratará de continuar ganando adeptos en Madrid. Y Abascal tendrá un papel fundamental en la comunicación del partido. Una mayor implicación de Abascal tendría un efecto positivo para el resultado electoral.
ES NECESARIO GANAR MADRID
Abascal se ha designado como jefe de campaña de Vox, y no sólo al cargo de la representación de Rocío Monasterio, número uno de la formación verde en la lista de Madrid. El movimiento ha sido muy bien acogido entre sus votantes, e incluso entre casas de análisis político, pero algunas de ellas advierten de este riesgo debido a la posibilidad de un traspiés en la capital. Fuentes inmersas en política consultadas por MONCLOA.com destacan que «habrá que esperar al desarrollo de la campaña» para conocer poder de convicción de la figura del líder nacional de Vox.
Vox se presenta en Madrid con su proyecto nacional, como hizo en Cataluña el pasado 14-F. «No hay diferencias programáticas«, ha afirmado el eurodiputado. Pero no sólo, «ganar Madrid -añade- es absolutamente necesario y es el primer paso para expulsar a Sánchez y al partido comunista -como ha denominado a Podemos- de La Moncloa». «Es precisamente la confirmación del liderazgo en Madrid de Rocío Monasterio y el liderazgo de Abascal a nivel nacional», según ha explicado.
VOX, UN MISMO PROYECTO PARA TODA ESPAÑA
El partido político remarca que defiende su proyecto en todas las autonomías. Es el «mismo proyecto» en Madrid, que en Andalucía o Murcia, como cuando obtuvo los 52 diputados del Congreso, o los 220.000 catalanes. «Lo que decimos en Madrid es lo mismo que lo que decimos en Bruselas o Vascongadas», ha asegurado Jorge Buixadé, eurodiputado de la formación en una rueda de prensa. «Monasterio no sólo cuenta con el apoyo de Vox Madrid, sino de todo el partido. Todo Vox se va a volcar para ganar Madrid«, ha afirmado. En este sentido, ha destacado que esta movilización evitará la entrada de la «izquierda cainita, de la miseria, del odio y de la muerte» puede apoderarse de la Presidencia de la capital de España.
La valoración de Abascal goza de muy buena salud entre sus votantes y a día de hoy, Vox estaría en condiciones de poder negociar su entrada en el Ejecutivo regional, tal y como apuntan los sondeos publicados hasta ahora, a excepción de uno interno del PP. Abascal no sólo hablar en boca de Monasterio, sino también que marcará la estrategia de cara a posibles guerras por la disputa del voto con la derecha madrileña y el argumentario para frenar a Pablo Iglesias, con quien ha tenido fuertes encontronazos en numerosas tertulias.
Según las estimaciones, el 50% de los votantes de Vox podría plantearse votar al PP, más cuando estas elecciones están marcadas por el plebiscito de Isabel Díaz Ayuso: «Libertad o comunismo«. Vox ha mantenido su voto fiel hasta ahora, mientras algunos sectores de los ‘populares’ continúan empujando al partido hacia el hueco que dejará Ciudadanos, dando un poco más de aire a los de Abascal, aunque otros apuestan por una confrontación directa para luchar el espacio a la formación ‘verde’.
COMPLICADO PARA AYUSO SI VOX SE QUEDA FUERA
En caso de duda, los votantes siempre elegirían al original antes que a la copia, y en esas lides Abascal se mueve como pez en el agua. Cabe recordar que su primer mitin político fue subido a un banco de la calle, con un megáfono y cero público. Corría el 2014 entonces. Ahora, tiene el apoyo de 52 diputados y cerca de cuatro millones de votantes en toda España. Abascal moviliza y lo sabe. Por esta razón, conocedor de sus propios límites, tratará de dar la batalla no al PP, sino con la premisa de que el «enemigo» son Ángel Gabilondo el aburrido -la máscara de Pedro Sánchez para ganar Madrid- y Pablo Iglesias.
El voto útil de Vox podría no ser tal, ya que ahora no habría motivo para no dar el apoyo al PP, que necesitaría imperiosamente que Vox obtuviera un porcentaje de voto cercano a los dos dígitos. .
En estos comicios se reparten un total 136 escaños, las formaciones tendrán que obtener un mínimo del 5% para entrar en la Asamblea, un porcentaje que se traduce en al menos siete escaños. Los sondeos esperan una movilización de los madrileños similar a la de los comicios de 2019, entre el 65% y el 68%. Si Vox no obtuviera representación, Ayuso tendría muy complicada la mayoría absoluta, debido al reparto de estos escaños entre las formaciones con representación. La ausencia de Ciudadanos, además, beneficiará a la derecha madrileña. El objetivo del PP es sumar más votos que el conjunto de las izquierdas, para evitar depender directamente de Vox.
TENER LA LLAVE DE GOBIERNO
Vox teme el dilema de sus electores. O ellos o el Partido Popular, pero tienen claro que tendrán una mayor representación de lo que apuntan las encuestas más pesimista, como el último sondeo interno de los de Pablo Casado. Por este motivo, Vox saldrá con todo para al menos poder tener la llave decisiva y evitar que entre un gobierno de coalición de izquierdas.
La formación de Abascal esperará a los números definitivos de las urnas para decidir si entrar o no en un Gobierno del Partido Popular. De momento y en un corto período de tiempo ya hay dos declaraciones contradictorias en el seno de la formación. En algunos escenarios sería suficiente su abstención para evitar un Ejecutivo regional de izquierdas. Sea como fuere, todas las espadas están en lo alto y aún quedan tres semanas para iniciar la contienda oficialmente.