No cabe duda de que uno de los debates que más opiniones levantan es el de qué ingredientes debe llevar una paella para ser considerada como la auténtica o la tradicional. Después de tantos años, es normal que existan una gran variedad de recetas y que estemos acostumbrados a verla de distintas formas.
Conforme nos vamos acercando a Valencia, la tierra de este plato español tan delicioso, las discusiones se van volviendo cada vez más acaloradas. Marisco sí, marisco no, carne de según qué tipo… Parece que cada habitante tiene su percepción sobre lo que está bien y lo que está mal, por lo que, en ocasiones, puede llegar a ser muy complicado saber hacerla de forma que guste (y convenza) a todos.
Si necesitas un poco más de información, esto te interesa. Descubre los pocos ingredientes que debe llevar una paella para que te aplaudan.
1La paella, un plato tradicional
La paella cuenta con tanta historia detrás, que se ha convertido en mucho más que un plato para los valencianos. Se la considera como un auténtico símbolo de la gastronomía y de la cultura de la región, así como de toda España si nos encontramos en el extranjero. Tanto es así, que la delicia cuenta incluso con su propio emoticono dentro de la red social WhatsApp, la más descargada del mundo.
Sin embargo, debemos pensar mucho nuestras palabras antes de llamar paella en Valencia a cualquier plato de arroz. Para ellos, cualquier cosa que lleve ingredientes distintos a los tradicionales tan solo es «arroz con cosas», perdiendo, de este modo, el privilegio de ser llamado como su plato estrella. No importa tanto su presentación y lugar de elaboración, como los productos que la compongan.
Las redes sociales han conseguido muchas cosas y, gracias a esa globalización, el plato valenciano se ha convertido en uno de los más conocidos del mundo, si es que la hacía falta aún más publicidad. De hecho, el debate está servido desde mucho tiempo antes de la aparición de Internet, por lo que es algo que los valencianos llevan consigo durante toda su vida. Ahora se cocina de formas tan dispares, que muchos puristas se echan las manos a la cabeza cada vez que ven la carta de cualquier restaurante.