Llega la Semana Santa y es tiempo de recogimiento, vacaciones y…torrijas. Y es que si hay algo típico de estas fechas (además de las procesiones y la película Ben Hur), es comer torrijas. El problema es que muchas veces no disponemos de todo el tiempo que deseamos para hacerlas, por eso apostamos por comprarlas. Seguro que has visto las torrijas congeladas del Mercadona, y la pregunta es, ¿merecen la pena?
Pues nosotros hemos hecho esa prueba. Nos hemos acercado al supermercado, las hemos frito según dicen las instrucciones y tenemos nuestra valoración. Ahora bien, hay que analizar más puntos antes de dar nuestra opinión de chef. Es el momento de ponerlos el mandil y encender los fogones, o no…
2Origen de las torrijas
Antes de ponernos manos a la obra, vamos a conocer un poco más sobre las torrijas. La primera referencia conocida a un producto parecido está en la obra de Apicio, quien compiló recetas latinas de los siglos IV o V. En el recetario, menciona que la rebanada de pan debe sumergirse en leche, pero no habla del huevo y no le da un nombre especial.
El consumo de este plato en España es típico durante la Cuaresma y la Semana Santa. Existen múltiples variantes, comenzando por el pan, que puede ser pan corriente del día anterior o una masa preparada especialmente.