Pere Aragonés, líder de ERC, necesita a la CUP para ser investido presidente de la Generalitat en primera vuelta. Los antisistema exigían como condición rebajar la última línea de defensa de los Mossos d’Esquadra. Para ello, han firmado un preacuerdo de investidura que mermará las defensas reglamentarias de las unidades antidisturbios de los Mossos d’Esquadra la próxima legislatura. Este cuerpo policial se quedará sin los conocidos proyectiles de foam, un material similar al de las prohibidas pelotas de goma pero con mayor precisión.
De esta forma, los Mossos no podrán mantener a distancia a los violentos en los altercados. Sin esta defensa, los antidisturbios sólo podrán contener a los radicales a decenas de metros mediante gases lacrimógenos o cañones de agua, inutilizados hasta ahora por esta policía en la última década.
Este cuerpo policial tiene dos unidades antidisturbios comúnmente denominadas Brimo y Arro. Sus miembros son especialistas en la estrategia para disolver manifestaciones violentas, pero sólo reciben «menosprecio» por parte de los dirigentes independentistas catalanes y el Gobierno municipal de Barcelona, formado por PSC y Barcelona en Comú, como se ha podido apreciar durante la grave oleada de violencia en la Ciudad Condal durante la segunda quincena de febrero.
SIN PROYECTILES DE FOAM
La reacción de los Mossos d’Esquadra no se ha hecho esperar. Todos los sindicatos se han pronunciado en contra de este acuerdo debido a las graves consecuencias y riesgos que conlleva la eliminación de defensas de media distancia. Los proyectiles de foam mantienen a raya a los manifestantes a unos 50 metros de la línea policial, ahora los tendrán cuerpo a cuerpo, a merced de las piedras, pirotecnia y rodamientos de acero.
«Es una auténtica vergüenza«, afirman fuentes policiales consultadas por este medio. «Es una injerencia política perversa en el ámbito de la seguridad pública», han asegurado.
La misma plataforma recuerda que este cuerpo policial está considerado como una «estructura de estado» para los independentistas, pero ahora se convierte de nuevo en moneda de cambio para contentar a la extrema izquierda del Parlament. La Generalitat «se radicaliza todavía más», han asegurado. «Se introduce en el Govern a un partido político conocido por la violencia y vandalismo de sus juventudes, que son Arran», han destacado.
Arran es el grupo de jóvenes de extrema izquierda más violento en Cataluña. Sus acciones se dirigen hacia el turismo y comercios, independientemente de su actividad. En los altercados por la encarcelación de Pablo Hasél, este grupo difundía las manifestaciones y concentraciones que acababan en violentos disturbios, como los ocurridos en Paseo de Gracia de Barcelona.
Arran muestra su «odio y desprecio profundo a la policía», han asegurado fuentes policiales. «Se disimula como un modelo policial represivo», han destacado. «Los Mossos son permisivos y las unidades antidisturbios sufren un ataque continuo«, han continuado las mismas fuentes. Además, este grupo de extrema izquierda cuenta con satélites políticos «para desacreditarlos y evitar su acción de orden público».
LA ÚLTIMA LÍNEA AZUL, MÁS DELGADA
Las unidades antidisturbios, conocidas también como la «última línea azul» en Cataluña, se enfrentan a la barbarie a pie de calle. El pillaje, saqueo, junto con el asalto a la propiedad pública y privada se retienen gracias a este cordón, que por ahora ha resistido las embestidas.
«Son la última línea de defensa del Estado de Derecho en una sociedad civilizada. Detrás de esas líneas azules hay robo, pillaje, contenedores ardiendo, daños al patrimonio público y privado», destacan las fuentes consultadas. «Los terroristas urbanos las quieren destruir«, han apuntado.
El objetivo de la extrema izquierda es eliminar a las unidades antidisturbios. Éstas son las únicas que se han mantenido en pie tras los altercados desde hace décadas, pero ahora se han convertido en el objetivo». Además, el Síndic de Greuges y la Fundación Iridia, junto al Ayuntamiento de Barcelona han criticado «sistemáticamente cada actuación policial» para eliminar el material de defensa, como ya se hiciera con las pelotas de goma en 2014.
«Primero fueron las pelotas de goma, luego los proyectiles de foam, que tienen limitada la distancia», han destacado. «Ahora directamente se les quitan, para garantizar al 100% para que los terroristas urbanos tengan su cuerpo a cuerpo«, han denunciado. «Con la multitud, y sin estas armas de contención, se podrían romper las líneas de los Mossos», han considerado las mismas fuentes.