Ciudadanos y Vox han pactado un texto para pedir al Congreso que repruebe este jueves al ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, por los acercamientos semanales de presos de ETA a cárceles de País Vasco, y que censure la política penitenciaria que lleva adelante su departamento. También buscan que el Gobierno aclare si este trato a los presos etarras «lo es a cambio de apoyos parlamentarios de Bildu».
Ambos partidos han acordado una enmienda transaccional que es fruto de la moción que el partido naranja sometió este martes a debate y que se votará este jueves en el Pleno de la Cámara. Sin embargo, todo apunta a que esta iniciativa no saldrá adelante porque todos los grupos, salvo PP y UPN, ya avanzaron su rechazo a la misma.
En concreto, en la enmienda, Cs y Vox plantean que el Congreso repruebe a Marlaska por su «incapacidad e incompetencia», por su política de acercamientos y progresiones en grado y demás «privilegios» penitenciarios otorgados, «por razones políticas», a los presos de ETA y por su «permisividad» con la celebración de actos de homenaje a etarras.
Además, piden que la Cámara censure la política de acercamiento de presos de ETA «puesta en marcha por el titular el Interior y, en especial, aquélla que afecta a los terroristas más sanguinarios de la banda terrorista».
Asimismo, tanto Cs como Vox instan al Gobierno a comprometerse a no acercar a ningún preso de la banda terrorista que no acredite «de manera explícita e indubitada» su arrepentimiento por los crímenes cometidos o que no muestre su total disposición a colaborar con la justicia en el esclarecimiento de los crímenes aún pendientes de resolver.
También le emplazan a promover modificaciones legales para que los traslados penitenciarios de los condenados por delitos de terrorismo se realicen atendiendo criterios legalmente establecidos, «y no se trate de una potestad discrecional de la Secretaría General de Instituciones», y que los acuerdos de las Juntas de Tratamiento de las prisiones se sobre los traslados o progresiones de grado de los condenados se basen «en criterios técnicos y no políticos».
En la sesión de este miércoles se ha debatido la otra moción, ésta con la firma de Vox, que también busca reprobar al ministro y que se someterá a votación igualmente este jueves. El encargado de defenderla ha sido el expresidente de la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) Francisco José Alcáraz, quien ha acusado al Gobierno de querer «echar losas y fosas encima de la memoria de las víctimas de ETA», ha dejado claro que «no conseguirán acallarlas» con el Boletín Oficial del Estado (BOE).
Además, ha roto la enmienda que Bildu había planteado a su moción. «Maldigo la enmienda, les maldigo a ustedes y a todos los que les blanquean», ha dicho, tachando a los cinco diputados de la coalición abertzale de «delegados de ETA». «Otegi es su jefe, Otegi es ETA, trabajan para ETA», ha enfatizando provocando un toque de atención del vicepresidente del Congreso, el socialista Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. También desde UPN, Sergio Sayas, ha recriminado a Bildu su apoyo a la banda terrorista.
La portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, ha pedido afrontar este debate no con «odio» y con intención de que «las heridas sigan abiertas y escuezan» como, a su juicio, hace Vox con una actitud «despreciable», sino con un comportamiento «constructivo».
Así, tras mostrar su respeto por «todas las personas que han sufrido las dolorosas consecuencias» del, según ha dicho, «largo conflicto vasco», ha reclamado avanzar con «valentía y generosidad» como, en su opinión, hacen las propias víctimas y la sociedad vasca para poder «restañar las heridas», aunque ha asumido que eso llevará tiempo.
Desde el PNV, Mikel Legarda ha mostrado su rechazo a la dispersión en una intervención que ha llevado a Miguel Gutiérrez, de Ciudadanos, a acusar a los peneuvistas de haber estado años «recogiendo los frutos de un árbol podrido» y de no distinguir aún entre «buenos y malos».
El diputado vasco de Unidas Podemos Roberto Uriarte ha arrancado su turno solidarizándose con Ciudadanos por la agresión que han sufrido en Murcia. «Nos tocan a una nos tocan a todas», ha dicho utilizando el lema feminista para explicar que los ataques a los partidos son ataques a toda la democracia.
Luego se ha centrado en criticas las «falacias» en las que, a su juicio, basan su estrategia quienes identifican a Bildu con ETA y ha puesto a Adolfo Suárez como ejemplo de que se puede evolucionar, cambiar de opinión y pasar del franquismo a la democracia. «Del odio se puede salir», les ha dicho a los de Vox, deseando que puedan hacer ese tránsito.
El hijo de Suárez, el ‘popular’ Adolfo Suárez Illana, ha tomado la palabra por alusiones para rechazar lo que él ha interpretado como una equiparación entre su padre y Bildu. «Decimos que son la voz de ETA porque ellos dijeron en la tribuna ‘Ni nos vencieron ni nos domesticaron’; por eso son indignos y les llamamos lo que les llamamos», ha enfatizado.
La respuesta le ha llegado por boca del diputado de Bildu Oskar Matute, quien ha replicado que esa frase no es de ETA ni del independentismo, sino del histórico líder de Comisiones Obreras en la Transición, Marcelino Camacho. Cuando usó aquella expresión, ha señalado, quería homenajear a «un sindicalista» que, a su juicio, «luchó más por la libertad» que Adolfo Suárez.
Tras este inciso, el debate ha continuado con la ‘popular’ Teresa Jiménez Becerril, familiar dos asesinados por ETA, quien, en una dura intervención contra el Gobierno en general y Grande Marlaska en particular, ha acusado al ministro de «someter a las víctimas a la tortura de levantarse todos los viernes pensando si los asesinos de sus familiares habrán sido premiados» con un acercamiento.
De su lado, el exlendakari socialista Patxi López ha cerrado el debate recordando que la democracia derrotó a ETA y que, precisamente la grandeza de este sistema es que, aunque sus gente «guste nada a algunos» entre los que incluye, Bildu se alejara de la violencia y ahora pueda estar en el Congreso utilizando herramientas democráticas.
«Ganamos, y ni todo su odio ni toda su rabia no va a hacer acabar con lo que conquistamos. Socialismo es libertad y sin los socialismos no habría libertad», ha zanjado, tras dejar claro a Alcaraz que le respeta como víctima pero que no representa ni mucho menos a todas ellas y afearle su «juego carroñero de intentar enfrentar a unas con otras».