Esta ocasión lo merece. Quizás, para celebrar que hemos vuelto de vacaciones, o que nos vamos, el caso es que un buen bocadillo de calamares o simplemente una ración de ellos nos alegran la existencia. Y esta vez no estamos hablando de engordar o adelgazar un gramo o dos, y de hacer o no una dieta. Hoy hablamos de cómo preparar un buen capricho para lo que queda de verano.
Un capricho llamado calamares, unos rebozados alargados en forma de aros, a base de huevo y harina que aunque no lo parezca, tienen truco a la hora de prepararlos para que, simplemente, nos chupemos los dedos. Un alimento popular en muchas partes del mundo, cuyo cuerpo o mano puede ir relleno o cortado en tiras o aros. Casi siempre van fritos, pero también es muy popular elaborarlos a la plancha, con rellenos y guisados, muchas veces en su propia tinta, que participan como ingrediente en algunas recetas. Así que hoy os contamos los trucos de Karlos Arguiñano para hacer unos calamares simplemente perfectos.
4Limón y perejil para el toque final
Una vez que los calamares estén bien fritos, los retiramos de la sartén con cuidado y los depositamos en un plato cubierto con papel de cocina para que suelten el exceso de aceite y de la grasa que se haya podido acumular. Una vez no estén ardiendo, los servimos y los acompañamos de un poco de mayonesa, con un trozo de limón y perejil. ¡Buenísimos, y listos para tomar!
El consejo y truco final de Arguiñano: En realidad, podemos rebozar los calamares a nuestro gusto, y como gustos hay colores, y también cocineros, por lo que si te gusta el crujiente en exceso, Karlos Arguiñano aconseja pasar los calamares exclusivamente por los huevos batidos y el pan rallado ¡Y que te aprovechen los calamares!