Todo fue una estrategia de Inés Arrimadas. El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, no ha tenido ni la menor idea de lo que ha ocurrido en su territorio mientras Ciudadanos ha urdido una estrategia que ha pretendido escenificar con fuegos artificiales la ruptura entre la formación naranja y el Partido Popular. Lo cierto es que las fuentes consultadas de la Comunidad aseguran que Aguado no sabía nada de lo que se le ha venido encima. El consejero de Transportes y expresidente autonómico, Ángel Garrido, era el elegido por Arrimadas como candidato en la moción de censura que buscaba tumbar a la presidenta Isabel Díaz Ayuso. Pero que la dirigente popular se diera cuenta antes de tiempo ha abortado la operación ruptura con la que Arrimadas quería dar un volantazo a su imagen.
La idea de Arrimadas no era que la moción de censura de la mano del PSOE triunfara exclusivamente en Murcia. También quería que que el movimiento se extendiera a Castilla y León, Andalucía y a la Comunidad de Madrid, solo que sin éxito. El problema es que, en el caso de Madrid, Arrimadas no ha tenido en cuenta en ningún momento a Aguado. El vicepresidente autonómico no era, según relatan las fuentes, consciente de lo que se cocía en su partido. Quien sí estaba al tanto de todo era el consejero de Transportes, Ángel Garrido, quien lleva meses trabajando en tumbar a Aguado y en convertirse en el candidato de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid. Y parece que las cosas le van bien, al menos de momento.
Garrido, debido a la relación íntima que mantuvo con Ayuso en el pasado, según detallan las fuentes consultadas por MONCLOA.com, no conserva un trato especialmente fluido con la presidenta autonómica. Además, es de los pocos dirigentes naranjas reconocidos y es alguien que lleva tiempo buscando tumbar a Aguado porque, al igual que Arrimadas y otros dirigentes de la formación naranja, no aguantaban al vicepresidente. Todo esto le ha convertido en el candidato con más papeletas para protagonizar una moción de censura que debía haberse integrado en otras tantas a nivel autonómico para escenificar la ruptura entre el PP y Ciudadanos, pero que al final no lo hizo.
Las fuentes consultadas por MONCLOA.com aseguran que todo lo ocurrido nace como consecuencia de un plan de Arrimadas. La dirigente, harta de ver cómo su partido se hundía en las encuestas, ha optado por un giro de guion radical que buscaba cuatro mociones de censura en una. Sin embargo, las conversaciones que Arrimadas ha mantenido con Garrido se han visto interrumpidas porque alguien se ha ido de la lengua y Ayuso se ha dado cuenta de la estrategia. Y con las encuestas de cara, la presidenta autonómica ha optado por lo más lógico: convocar elecciones antes que dejar en manos de los parlamentarios elegir quién será el próximo o próxima presidente de la Comunidad de Madrid.
El coitus interruptus de Garrido no será excesivamente largo, aún así. La idea que mantienen en la formación naranja es que sea el candidato a las próximas elecciones municipales dando la esperadísima patada a Aguado, quien ya se ve fuera de la política casi con toda seguridad, dado que nadie le quiere ni en el PP ni en Ciudadanos. Arrimadas tampoco se plantearía colocarle en ninguna otra posición, pues el vicepresidente no cuenta con el apoyo de nadie en su partido.
La moción de censura fue ajena en todo momento para Aguado. Hay voces que aseguran que el vicepresidente podría haber preparado esta idea en secreto, sin habérselo contado a los suyos, sin embargo la realidad es que el candidato de Ciudadanos no sabía nada. Se lo ha encontrado como una buena sorpresa. Este gesto no deja de manifestar que la directiva de su propio partido ya no solo no confía en él, sino que el hecho de que se vaya es una realidad casi segura que llegará con el tiempo.
Un Aguado ciego y sin apoyos y un Garrido que pisa fuerte desde hace meses para hacerse con el control de un partido a la deriva. Este es el escenario que se cuece en Ciudadanos en la Comunidad de Madrid y que aterra al vicepresidente, que su cara tras la decisión de Ayuso lo deja todo claro: se le acaba su tiempo en la política y llega el del consejero de Transportes, algo que se ha advertido desde hace meses en cualquier círculo de Ciudadanos.
LA CUÁDRUPLE MOCIÓN DE CENSURA
Arrimadas veía las encuestas con pesar. Pero la candidata y diputada de Ciudadanos no se ha quedado con los brazos cruzados ante lo que parecía un hundimiento de su partido, sino que ha tomado cartas en el asunto. La referente naranja entendió que, si quería frenar la sangría, lo primero que tenía que hacer era tener un golpe de efecto lo suficientemente notable como para llamar la atención de todo el país. Y lo ha conseguido, aunque no con la fuerza con la que pretendía golpear a los medios de comunicación.
La idea inicial era que lo mismo que ha pasado en Murcia, es decir, una moción de censura de Ciudadanos y el PSOE para apartar tanto en la comunidad autónoma como en el municipio al PP del poder, pasara en Andalucía, Castilla y León y en la Comunidad de la capital. Por el momento, solo ha pasado en Murcia y se ha abortado en la demás comunidades autónomas. Pero lo cierto y verdad es que Arrimadas ha roto las relaciones con el PP de forma tajante y se ha ofrecido al PSOE para futuros pactos.