Se queda sin su asiento en el Consejo de Ministros. La titular de Defensa, Margarita Robles, tendrá que conformarse con la candidatura a presidir la Comunidad de Madrid si todas las quinielas se cumplen. En el PSOE de Madrid todos dan por hecho que la ministra acabará por sustituir a Ángel Gabilondo al frente de la candidatura. Robles no contaba con dar el salto a la Comunidad de Madrid antes de 2023, pero parece que su paseo por las nubes en las Fuerzas Armadas se acaba y tendrá que darse un paseo por el sureste de la capital para sentarse en la Asamblea, aunque haya muchos dentro del PSOE que prefieran un perfil menos autoritario al frente de la formación.
La llegada de Robles se ha barruntado en el partido de Gabilondo desde hace meses. El problema es que la «jugada maestra» de Ayuso para abortar la moción de censura que pretendía presentar Ciudadanos ha dejado en bragas a todos los partidos que la apoyaban. Ahora habrá elecciones autonómicas, aunque aún quede alguna que otra batalla jurídica de por medio. Y el problema es que esto ha acelerado un proceso que se había puesto en marcha desde hace un tiempo: la salida de Ángel Gabilondo del PSOE de Madrid y la entrada de un nuevo candidato o candidata que cuente con el apoyo incondicional de Sánchez.
La idea es que esa candidata sea la ministra de Defensa, Margarita Robles. El problema a resolver es que entre los diputados socialistas no hay un especial entusiasmo y fervor por la llegada de una problemática y autoritaria Robles. Aunque cuando se pregunta a cualquier socialista, no hay quien niegue que al final «se hará lo que diga Sánchez». Robles es un perfil que, como poco, puede evitar la movilización de la derecha precisamente porque los conservadores no la ven con malos ojos. Poner en su lugar a un sanchista más incendiario o próximo a las tesis de Unidas Podemos podría poner en riesgo el chiringuito motivando al votante de derechas a acudir a las urnas. Pero Robles no es una amenaza para los liberales. No del todo.
A Robles no le hace especial ilusión. Sin embargo, sus salidas de tono constantes, sus pretensiones de poder en el Gobierno, su enfrentamiento constante con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y su manera de entrometerse donde no la llaman, como es la renovación del Consejo General del Poder Judicial, han sido minipuntos que han aproximado a Robles a la puerta de salida. Por no hablar del hecho de que la prensa conservadora hable bien de ella cada vez que tiene ocasión, algo que no soportan en el gabinete de Pedro Sánchez.
Todo esto hace que la Comunidad de Madrid sea un paraje magnífico para enviar a Robles. Meterla en la Asamblea es una forma, primero, de dar un golpe de efecto en un territorio como Madrid, segundo, de tener una contendiente digna para intentar tumbar (y de paso ridiculizar) a Ayuso y, tercero, de quitarse de encima a una ministra incómoda que se mete donde no le llaman en más de una ocasión. El problema es que los diputados socialistas no la reciben con especial entusiasmo, ya que tienen otras opciones que ven con mejores ojos como Pilar Llop.
El PSOE, además, no solo juega a ganar las elecciones, sino a buscar un perfil que sea capaz de llegar a un buen acuerdo de Gobierno (si dan los números) con Más Madrid, Podemos e incluso con Ciudadanos, ya que, según indican las encuestas, es difícil que un partido obtenga mayoría absoluta en solitario. Pero a lo que también juega es a robar votos a otros partidos de su ala para mejorar sus resultados. Y el partido que podría desintegrarse si se celebran elecciones en la Comunidad de Madrid es Ciudadanos, por lo que mejor tirar al centro que a la izquierda, según se desliza de la estrategia de los socialistas.
GABILONDO, FUERA
Era cuestión de meses hace meses. La salida de Gabilondo lleva siendo inminente desde hace lustros, pero parece que el puesto prometido al profesor de metafísica nunca llegaba. La idea que tenía el candidato socialista era que le dieran un puesto como el de defensor del pueblo y jubilarse con total tranquilidad, pero se había enquistado el proceso hasta ahora. Las elecciones anticipadas han dado el empujón a Gabilondo que necesitaba y ya solo se necesita nombrar a un ministro o ministra de Defensa con suficiente lealtad como para no molestar a Sánchez.
Con el profesor universitario fuera de juego, se abre una puerta que casi con toda seguridad aprovechará Robles pero no precisamente por voluntad propia, sino porque el presidente del Gobierno le invite a tomarla. Lo que dan por hecho todos en el PSOE es que Gabilondo está fuera. Ahora solo queda esperar para unas elecciones que se celebrarán casi con toda seguridad en cuestión de un mes.