Las croquetas son uno de los bocados más apreciados de nuestra gastronomía, y despiertan pasiones en todos aquellos que las prueban. Forman parte de nuestras tapas favoritas, y no hay nadie que se pueda resistir a ellas. El origen de este plato es humilde, ya que es la típica preparación pensada para aprovechar sobras, pero el resultado suele ser tan espectacular, que han conseguido compartir carta con los platos más sofisticados de la alta cocina. Si hay que ponerle un, pero a estas delicias de textura crujiente por fuera y cremosa por dentro, es que son bastante calóricas, con el añadido de que están tan ricas que no te puedes comer solo una.
2CONTROLAR EL TAMAÑO DE LAS CROQUETAS
¿Y qué trucos son esos que nos permitirían hacer unas croquetas bajas en calorías? Lo que hace que esta receta sea rica en grasas, es la combinación entre bechamel, rebozado y aceite para freír, así que son esos tres puntos los que podemos controlar para transformar nuestras croquetas en una versión más ligera. También los ingredientes influyen en su valor nutricional, por ejemplo, serán más calóricas unas croquetas de embutido o jamón, que unas de setas o de calabaza. También podemos jugar con el tamaño, ya que evidentemente no es lo mismo tomar dos croquetas grandes que dos pequeñas. El tamaño ideal según los expertos es de unos 30 gramos. Lo mejor es servirlas en formato tapa, y no como primer plato, ya que así controlaremos mejor la ración.