Quique San Francisco fue un personaje en sí mismo: entre las luces de la genialidad como monologuista y cómico, a las sombras de sus excesos y adicciones. Vivió al 200%, y aunque en los últimos años reconocía que estaba muy mermado físicamente a raíz de un accidente con la moto, ha sido una neumonía doble la que finalmente ha vencido a la parca de Campofrío más querida y admirada. Pareciera premonitorio. A pesar de llevar casi cincuenta años en los escenarios, no ha sido hasta hace poco que se ha conocido la verdadera profundidad y naturaleza del único e irrepetible Quique San Francisco. Así ha sido su intensa y extravagante vida personal y profesional.
3LAS DROGAS, EL GRAN LASTRE DE QUIQUE SAN FRANCISCO
En aquella entrevista en Interviú reconoció públicamente que sus dos grandes adicciones habían sido la cocaína y el caballo. Cuatro años de fuerte adicción de la que sólo consiguió reaccionar cuando se presentó su madre y le pidió que o se curara o se matara. Sin ningún pudor, Quique San Francisco ha hablado de cómo durante casi toda su vida ha fumado porros. En una de las visitas en El Hormiguero reconocía con su característica expresión seria que había utilizado el papel de los tampones femeninos para liarse los porros.
De aquella época de luces y grandes sombras surgió su gran amistad con Antonio Flores. El menor de la Faraona le invitaba a su espacio dentro del Lerele, aunque dada la relación del actor con las drogas nunca fue exactamente bienvenido.
