Aunque muchas personas creen en informaciones erróneas que aparecen en Facebook y Twitter de vez en cuando, aquellas con menor nivel educativo o de conocimientos sanitarios, con tendencia a utilizar la medicina alternativa o con desconfianza en el sistema sanitario, son más propensas a creer en publicaciones médicas inexactas que el resto, según una investigación publicada por la Asociación Americana de Psicología.
«La información inexacta es una barrera para una buena atención médica porque puede disuadir a las personas de tomar medidas preventivas para evitar enfermedades y hacer que duden en buscar atención cuando se enferman –advierte la autora principal, Laura D. Scherer, de la Universidad de Escuela de Medicina de Colorado, en Estados Unidos–. Identificar quién es más susceptible a la información errónea podría brindar una perspectiva considerable sobre cómo se difunde dicha información y brindarnos nuevas vías de intervención».
En el estudio, publicado en la revista ‘Health Psychology’, los investigadores encuestaron a 1.020 personas en Estados Unidos entre las edades de 40 y 80 sobre la precisión de 24 publicaciones recientes en Facebook y Twitter sobre vacunas contra el VPH, medicamentos con estatinas y tratamiento contra el cáncer.
Los investigadores compartieron con los participantes un número igual de publicaciones verdaderas y falsas para los tres problemas médicos. Las afirmaciones falsas incluyeron afirmar que el arroz de levadura roja es más eficaz para reducir el colesterol que las estatinas, que la marihuana, el jengibre y las raíces de diente de león pueden curar el cáncer y que las vacunas contra el VPH son peligrosas.
Se pidió a los participantes que evaluaran si las publicaciones eran completamente falsas, en su mayoría falsas, en su mayoría verdaderas o completamente verdaderas. Los investigadores hicieron preguntas de seguimiento, incluido el nivel de educación de los participantes, el interés en tratamientos alternativos, la comprensión de los problemas de atención médica, los ingresos y la edad.
Los participantes con niveles más bajos de educación y alfabetización en salud eran más propensos a creer en la información errónea, encontraron los investigadores. Aquellos que desconfían del sistema de atención médica o que tenían actitudes positivas hacia la medicina alternativa también tendían a creer la información errónea sobre los tres temas de salud con más frecuencia que otros en el estudio. Además, los participantes que cayeron en la información errónea sobre un problema de salud tendieron a ser más susceptibles a la información errónea sobre los otros dos temas de salud.
Los hallazgos podrían ayudar a los funcionarios de salud pública a desarrollar mensajes y alcance más específicos para una variedad de problemas de atención médica, según los investigadores.
«Las personas que eran susceptibles a la información errónea tendían a ser susceptibles a los tres tipos que les mostramos, sobre una vacuna, medicamentos con estatinas y tratamiento contra el cáncer –señala Scherer–. Una posible implicación es que estas personas son susceptibles a muchos tipos diferentes de información errónea sobre la salud, lo que hace que estos hallazgos sean potencialmente relevantes para otros problemas de atención médica más allá de los que estudiamos aquí. Esta información podría tener implicaciones para otros esfuerzos de información pública, como los actuales en curso para abordar COVID-19».
Aún así, es necesario realizar más investigaciones para comprender completamente cómo interrumpir los ciclos de información errónea, apunta Scherer. «Esperamos que los investigadores puedan basarse en estos hallazgos y desarrollar intervenciones novedosas y basadas en evidencia para reducir la influencia y la difusión de información errónea sobre la salud en línea. Estos pasos podrían salvar innumerables vidas», concluye.