Al presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, le salen los planes a la perfección. Lo que importa en su gabinete de presidencia es el fin, no los medios. Y eso se ha dejado notar a la hora de llevar a cabo uno de sus planes más retorcidos: generar una crisis de Gobierno que rompa de una vez por todas la coalición y deje al PSOE gobernar en solitario hasta las próximas elecciones. Fuentes socialistas apuntan a que el plan de Sánchez no era tomar él la iniciativa, sino provocar a Unidas Podemos para que se vieran obligados a ser ellos quienes rompieran con el PSOE. «A lo mejor llega un momento en el que tenemos que hacer una reflexión y decir ‘hasta aquí hemos llegado’«, ha comentado el vicepresidente segundo del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias.
El plan de Sánchez evoluciona a la perfección. Solo ha hecho falta desdecirse de la propuesta de limitar los alquileres y tumbar alguna que otra chapucera ley de Irene Montero, la pareja del líder de Podemos y ministra de Igualdad. El PSOE ha sido «desleal» desde el punto de vista del acuerdo al que llegaron para formar Gobierno y ha «pospuesto» una de las medidas estrella del programa de la formación morada: limitar los alquileres (y más en tiempos de pandemia). Los puntos que ha tocado el PSOE han sido claves para el vicepresidente y le han obligado a posicionarse contra la propia coalición. El resultado ha sido que, si Iglesias callaba, era cuestionado por sus bases por incumplir sus promesas; y, si hablaba, conseguía abrir el melón de la crisis de Gobierno. Al final la presión interna ha hecho el resto.
Las fuentes apuntan a que el PSOE no ha tomado la decisión de romper el acuerdo con Podemos porque no esté de acuerdo con limitar los alquileres o con la ley trans de Montero, sino porque lo que busca es acabar la legislatura en solitario alcanzando pactos puntuales con los partidos del Congreso y prorrogando los presupuestos ya aprobados por la coalición. Iglesias se ha hartado ante la presión interna y ha asegurado que «a lo mejor llega un momento en el que tenemos que hacer una reflexión y decir ‘hasta aquí hemos llegado'». En un primer momento, el vicepresidente se quejó de la actitud de los socialistas, pero no advirtió de posibles consecuencias, algo que disparó las críticas internas.
Iglesias está en una encrucijada que va a ir a más. Fuentes del Gobierno apuntan a que los socialistas presionarán cada vez más con la misma estrategia de incumplir acuerdos previos y no apoyar proyectos presentados por Unidas Podemos para forzar el enfrentamiento interno. «Estamos en el Gobierno porque nos lo hemos ganado… Nadie votó por un gobierno de partido único«, ha comentado el vicepresidente, pero lo cierto es que la maquinaria se va a forzar mucho más en los próximos días e Iglesias tendrá que elegir: o quedarse en el sillón y tragar con el PSOE o enfrentarse abiertamente con los socialistas.
Iglesias se ha visto sometido a una presión interna fuerte por aquellos que aseguraban que el vicepresidente no haría nada con tal de no perder el «sillón». Sin embargo, ha reaccionado con amenazas para ver si el PSOE rectifica en su actitud, algo que no pasará, según informan las fuentes consultadas por MONCLOA.com, porque los socialistas quieren forzar una ruptura desde antes de que empezara el año. El fin de las elecciones catalanas fue el pistoletazo de salida, pero ya habían abonado el terreno Iván Redondo y los suyos con su estrategia meses antes.
Que Carmen Calvo desautorizara a la ministra de Igualdad por su ley trans fue solo uno de los pasos hacia la crisis de Gobierno. Cuando se tomó la decisión de no limitar los alquileres, algo que Unidas Podemos había forzado como medida clave para firmar la coalición, se dio otro en la misma dirección. Y en los próximos meses los socialistas seguirán en esta línea hasta que la propia presión interna obligue a Iglesias a actuar. Hasta ahora el vicepresidente se había librado de asumir las consecuencias de incumplir su programa al decir que no tenían suficiente fuerza en el Congreso. Pero ahora se verá obligado a plantar cara al PSOE si quiere mantener el respeto de los suyos.
El PSOE ya ha llegado a acuerdos puntuales con otros partidos. De hecho, la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y otros asuntos de Estado podrán salir adelante si Iglesias sale del Ejecutivo antes de que acabe la legislatura. Sánchez no teme acabar en solitario hasta los próximos comicios, de hecho considera que será beneficioso para su partido a nivel electoral, o al menos es la lectura interna que hacen desde Ferraz, tal y como ha podido comprobar este medio.
Iglesias ha buscado enfrentamientos incómodos en los últimos meses, especialmente con los medios de comunicación, con los jueces y con las fuerzas policiales. Todo esto, realizado y protagonizado desde el Gobierno, hace que el PSOE se sienta incómodo. Al mismo tiempo, hay que sumar el hartazgo que se respira en los cargos intermedios de los ministerios socialistas y de presidencia de Gobierno, que tragan con las salidas de tono de Unidas Podemos a la espera de que se tome la iniciativa del «plan Redondo».