De cara a la galería, el PP se muestra satisfecho porque el PSOE haya dejado aparentemente a un lado a Unidas Podemos en referencia a la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Pero lo cierto es que en el seno del Partido Popular dan por hecho que la lista que presente Pedro Sánchez con sus diez vocales estará prepactada con sus socios de Gobierno, como ya se ha visto con la presencia de Vicky Rosell y José Ricardo de Prada en las listas, incluidos los nacionalistas e independentistas. Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) contará con un vocal, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) tendrá otro y Unidas Podemos contará con hasta dos. Fuentes de Génova aseguran que desde el partido son perfectamente conscientes de que Sánchez no ha apartado a la formación morada de la negociación, pero asumen que es necesario asumir las reglas del juego para que el CGPJ dé un paso adelante en su renovación, ya que lleva prorrogada desde 2018.
La renovación del Consejo se llevará a cabo, si todo sale bien, a mediados de marzo. Algunos hablan de fechas algo más avanzadas, pero todos dan por hecho que esta primavera habrá nuevo presidente o presidenta del Tribunal Supremo. El PP y el PSOE se han puesto aparentemente de acuerdo para renovar los vocales, pero hay quien dentro de Génova no está del todo de acuerdo con cómo se están llevando las negociaciones de cara a la galería ya que, «nadie» se cree que los populares no sean conscientes de que Sánchez meterá a Unidas Podemos y a sus socios nacionalistas en la renovación del CGPJ. Casado, ante tal reacción interna, se ha negado en rotundo a aceptar las primeras condiciones impuestas por Sánchez, que pasan por incluir como vocales a los afines a Podemos Vicky Rosell y José Ricardo de Prada. Respecto a ERC, ya ha avisado que también disputarán su espacio para contar con un vocal.
ERC y Unidas Podemos se han preocupado especialmente por la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Ninguno de los dos partidos se han mostrado dispuestos a dejar a un lado este hecho y siempre han demostrado su especial interés por contar con voz y voto a la hora de renovar el Consejo. Que varios miembros de ERC tengan causas judiciales pendientes y que Unidas Podemos esté cada vez más acorralado por la Justicia han sido, a juicio de las fuentes consultadas, un elemento clave para que Sánchez se haya visto obligado a prepactar con ellos la lista de vocales, de los que el PSOE contará con diez que ha repartido con sus socios de Gobierno. Eso sí, el presidente o presidenta del Tribunal Supremo será de color socialista.
El Partido Popular, en plena crisis de liderazgo, se ha convertido en una formación repleta de críticas internas que no hace más que cuestionar cada paso que da su presidente. Que ahora el PP venda como un éxito haber conseguido presuntamente que el PSOE haya apartado a su socio de Gobierno Unidas Podemos de la negociación no hace más que irritar a los más críticos en Génova. Las fuentes apuntan a que Casado ha cedido por la situación que atraviesa el partido y no porque asuma que Sánchez ha dejado fuera a sus socios de Gobierno. Y no quieren que su electorado se sienta engañado por la imagen que el secretario general del partido, Teodoro García Egea, se esfuerza en dar de cara a la galería.
En un principio, desde el PP se deslizó la idea de que era un pacto muy positivo para los intereses del partido. En cierto modo, si se tiene en cuenta la aritmética, sí que lo es. Pero lo cierto es que a pesar de que el Partido Popular será previsiblemente la formación política con más vocales afines en el Consejo, Casado pasará por el aro y pactará una justicia en la que tendrá influencia tanto el PNV como ERC y Unidas Podemos. De los diez vocales del PSOE, tres irán a parar a sus socios. Y de los diez con los que contaba el PP, uno irá a manos del PNV.
La idea puesta sobre la mesa es que la renovación del Consejo General del Poder Judicial no se alargue mucho más de marzo. Primavera es la estación clave en la que se espera tener un presidente o presidenta nuevo del Tribunal Supremo, aunque para eso el PP debe ceder del todo. El problema es que los populares han afrontado esta negociación en un momento en el que siguen marcados por la debacle catalana y en la que se aproxima un calendario judicial más que complicado para el Partido Popular.
Aún no hay nombres sobre la mesa, pero anunciarlos antes de tiempo no es más que sinónimo de fracaso, dada la experiencia arrojada por los magistrados Manuel Marchena y Pilar Teso. Ahora es todo una incógnita, lo que significa que nadie tendrá el control del CGPJ, tal y como presumía un senador popular hace unos años. Ahora todo está en el aire excepto los contactos de los que presumen el PSOE y el PP tras varios meses estancados por la actitud de Casado.
LA DEBACLE CATALANA
Si algo ha hecho cambiar de opinión a Casado respecto a la renovación del Consejo es la debacle en las elecciones catalanas. Este hecho no solo ha puesto de manifiesto que el PP no está haciendo las cosas bien respecto a su electorado, sino que ha dejado claro que Vox le está comiendo la tostada en todos los territorios, empezando por Cataluña y acabando por todo el país. Esto ha hecho saltar las alarmas en la cúpula del PP y han llevado a Casado a dar un volantazo en su forma de hacer política para intentar consolidar su electorado ante el miedo de que Vox le pegue otro buen mordisco en las próximas generales.
Eso ha obligado al PP a replantearse no solo cómo ganarse la confianza perdida de sus electores, sino cómo consolidar el propio liderazgo de Casado, más cuestionado que nunca después de varios meses presentando fracasos electorales (incluso en las encuestas) ante la directiva. La estrategia a seguir entonces no es otra que consolidar al electorado conservador-liberal renunciando a los más radicales, que los dan por perdidos en las manos de Vox. Y para eso, la renovación del CGPJ, como partido de Estado que son, es clave.
Los pasos de Casado, a diferencia de lo que auguraban algunos gurús populares, no serán radicalizar su discurso. Las consecuencias de la derrota electoral ya están sobre la mesa y, tal y como informan fuentes del PP, harán que Casado pelee por los autónomos y por el voto liberal conservador moderado, no por el descontento radical. Vamos, que en definitiva, el PP ha llegado a la conclusión de que en el cuerpo a cuerpo contra Vox perderán.