Las mascarillas FFP2 son más recomendables para el uso en el terreno profesional por los operarios cuyo trabajo les hace respirar partículas nocivas para la salud (como pintores), mientras que las mascarillas quirúrgicas son más adecuadas para el uso cotidiano de la población general, pues tienen una alta eficacia de filtrado (más del 99%) y permiten una mejor respiración, según informa Safe Iberia, empresa española productora y distribuidora de mascarillas quirúrgicas.
En este sentido, especifica que la principal diferencia entre ambos productos radica en que la mascarilla FFP2 está catalogada como un Equipo de Protección Individual (EPI) y, por lo tanto, no se trata de un producto sanitario, mientras que la mascarilla quirúrgica sí lo es.
Por ello, según informa, detrás de un fabricante o importador de mascarillas quirúrgicas, debe haber siempre una licencia de fabricación o importación extendida por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), algo que no ocurre con las de tipo FFP2 porque no son un producto sanitario.
La empresa ha explicado que el proceso de elaboración de las mascarillas quirúrgicas cuenta con una serie de protocolos muy estrictos que son auditados por un inspector que envía la propia AEMPS. Es decir, para poder fabricar e importar estas mascarillas, también es necesario tener contratado a un Director Técnico titulado que supervise todas las actuaciones frente a la AEMPS, algo que «requiere un esfuerzo más en relación con la buena praxis de los procesos».
Esto no ocurre con la producción de la FFP2 que, si bien es cierto que cuenta con una homologación de un organismo notificado para su fabricación e importación, también lo es que no existe ninguna intervención de la Agencia al no tratarse de un producto sanitario.
En cuanto al tipo de filtración, Safe Iberia especifica que la mascarilla quirúrgica, como producto sanitario, ha sido la utilizada siempre en quirófanos porque su función es la de proteger al otro debido a que sus pruebas de filtración están hechas de dentro hacia fuera. Sin embargo, las FFP2 protegen de las partículas externas ya que su filtración se realiza de fuera hacia dentro.
En este caso, a juicio de la entidad, «si todos los ciudadanos hicieran uso de la mascarilla quirúrgica se extremaría la seguridad y, junto con las demás medidas de prevención, se garantizaría la disminución de los contagios por el virus».
Por último, otra de las diferencias que destaca es la limitación de precio. Como las mascarillas quirúrgicas han sido catalogadas como un producto sanitario de primera necesidad, el precio está regulado por el Ministerio de Sanidad a 0,62€ la unidad. En las FPP2, por el contrario, no es posible regular su precio y cada fabricante o distribuidor puede venderlas a la cantidad que estime oportuno.
«No es momento de jugar con la salud de las personas ni de confundir con mensajes contradictorios a todos aquellos a los que queremos proteger. Es necesario aclarar conceptos y garantizar la protección y salud de toda la población, así como expulsar del mercado a todos aquellos productores oportunistas que no cumplen estrictamente con los protocolos de seguridad. En temas de salud, no todo vale», concluye Eduardo Alonso, CEO de Safe Iberia.