Hoy sabemos, y asumimos, que actualmente se están inyectando las vacunas más caras de todo el plantel que se está desarrollando a marchas forzadas por los diversos equipos y empresas farmacéuticas. Tanto la vacuna Pfizer como Moderna son dosis ‘de lujo’, frente a la promesa de AstraZeneca, que abaratará el crédito a pagar por los estados para garantizar una inmunización masiva. Y lo son por el precio de las unidades en sí y por el coste de su almacenamiento. El valor de los ultracongeladores que requiere su inmunizador ronda ya los 12000 euros la unidad.
Más allá de la oscuridad sobre los contratos, o de la cara B que éstos puedan tener, y que ya hemos explicado en relación a la denuncia desde Argentina sobre los polos, existe una tercera dimensión para comprender el alto coste que supone esta vacuna. Más de 180.000 euros pagará el Govern Balear para reforzar su capacidad de almacenamiento a -80º que exigen las vacunas de Pfizer con 15 ultracongeladores. Lo que nos lleva a plantear cuál será el saldo total que exigirá del contribuyente la pandemia, y de dónde saldrá el dinero para evitar la hipoteca del futuro económico.
¿CÓMO SON LOS ULTRACONGELADORES QUE REQUIERE LA VACUNA DE PFIZER?
La base de la vacuna de Pfizer reside en el ARN, unas enzimas que son muy sensibles a la degradación. Para evitar que se pierda el preparado, se han de conservar en los ultracongeladores que garanticen que estarán a al menos -80ºC. Estos potentes enfriadores se diseñan con componentes especialmente reforzados, con varias paredes de aislamiento y motores muy potentes. Solo así consiguen mantener las bajas temperaturas que necesita el inmunizador más extendido en España. Para que nos hagamos una idea, sería como traer a los hospitales y centros de salud un pedazo del Ártico para conservar la vacuna.
¿Están preparadas las Administraciones, hospitales y centros de salud para esta logística? La respuesta, lo hemos visto desde que se anunciara el 90% de eficacia de la vacuna de Pfizer, es un no rotundo. Tan sólo los hospitales contaban con algunos modelos de ultracongeladores, pero en número insuficiente y ya destinados a otros usos científicos.
A esto se le suma la realidad de la industria desarmada de España: aquí no hay ninguna empresa que fabrique estos instrumentales de gran precisión. Así pues, estamos a merced nuevamente de la importación. Mayoritariamente de Estados Unidos y China, aunque también en Alemania hay alguna empresa que está produciendo modelos de ultracongeladores aptos para la vacuna de Pfizer. Recordemos que este inmunizador cuenta con la colaboración de un laboratorio alemán.
LA LEY DE LA JUNGLA LLEGA A LOS PRECIOS DE LOS ULTRACONGELADORES
Esta dependencia nos hace vulnerables a las fluctuaciones de los precios en función de la Ley de la Oferta y la Demanda. En los últimos cuatro meses, las dos principales empresas que distribuyen estos ultracongeladores -y que son al final las adjudicatarias de los concursos públicos de suministros- no dan a basto para cubrir la demanda. Y eso ha encarecido el precio.
Así, se ha alcanzado la golosa cifra de 229.022,87 euros que ha pagado el gobierno presidido por Francina Armengol por 15 unidades de ultracongeladores para contener sus reservas y dosis de vacuna de Pfizer. O lo que es lo mismo, 15.000 euros cada uno, IVA incluido, claro.
Si nos retraemos a julio de 2020, cuando sólo se veía la vacuna como la esperanza ideal pero aún lejana, el área de investigación del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja, CIBIR., de la Fundación Rioja Salud pagó un total de 31.470 euros por tres unidades. Cada una de ellas supuso 10.490 euros, siempre con el 21% de IVA incluido.
Más aún. Un año antes, la Unidad de Investigación del Hospital Universitario Virgen Macarena adquiría 3 congeladores para -80ºC por el módico importe de 26.136,00€. Un cálculo rápido arroja un precio de 8.712€, IVA incluido por cada unidad. En apenas un año, el valor de estos ultracongeladores se ha duplicado, o al menos las administraciones y el erario público paga el doble por el mismo producto. Y todo por proteger la vacuna más cara, la de Pfizer.
Se cumple de nuevo la máxima del capitalismo: lo que para unos es una tragedia, para otros es una oportunidad de negocio. La realidad en estado puro.