Vox tiene claros sus objetivos y, lo que es mucho más importante, quiénes son sus rivales. Para el partido de Santiago Abascal, el objetivo principal no es otro que fagocitar a las formaciones de derechas, tal y como ha hecho en las elecciones de Cataluña, para convertirse en el partido fuerte en oposición al rodillo de Pedro Sánchez. Y por eso, y aprovechando el batacazo electoral que se ha dado Ciudadanos en la comunidad autónoma de la mano de Carlos Carrizosa, desde la extrema derecha ya piden la dimisión de Inés Arrimadas, la presidenta del partido naranja. No hay que olvidar que la formación que fundó Albert Rivera ha perdido más del 90% de los votos en estos comicios. Por menos dimitió Rivera, y desde Vox no dejan de recordárselo. Todo esto hace que Arrimadas, para salvar la compostura, se esté planteando quemar en poco tiempo a Carrizosa para paliar las consecuencias.
Santiago Abascal ha descubierto algo relativamente inesperado: ha sido capaz de robarle una buena cantidad de votos a Ciudadanos, además de al Partido Popular. Hasta ahora, la formación naranja se ubicaba en un centro político escorado a la derecha que se alejaba de Vox, sin embargo, Cataluña ha dejado claro que no, que el descontento quien lo canaliza en forma de votantes es la formación de Abascal y no Ciudadanos ni el PP. Esto ha cambiado la estrategia de Vox sensiblemente de cara a los tres años que hay por delante hacia las nuevas elecciones generales.
Ciudadanos obtuvo 1.109.732 votos en las elecciones autonómicas de 2017. Ahora, la candidatura de Carrizosa se ha quedado en tan solo 157.903 votos. La pérdida es tan grande que las consecuencias tienen que llegar. O al menos este es el pensamiento que ronda entre algunos dirigentes de Vox, que ya han olido la sangre de la formación naranja y quieren empujar a que haya cambios que debiliten la imagen del partido, al que pretenden robar otro buen puñado de votos en las elecciones que están por venir.
Arrimadas resiste. Pero sabe que tendrá que tomar decisiones, el problema es que Carrizosa, por el momento, se ha negado a dimitir. Según el candidato a los comicios, «no se soluciona nada abriendo crisis en el partido» y ha apelado a la «unidad» y el «trabajo» para reflotar este espacio político. Pero el empeño de Carlos Carrizosa de aferrarse a la butaca de diputado a quien perjudica es a Arrimadas, que ya cuenta con todas las presiones para abandonar su cargo.
«Carrizosa debe dimitir», se escucha en fuentes de la formación naranja. Pero por el momento no paree estar por la labor. Pero lo peor de todo para el candidato es que tiene un precedente en su propia formación que al menos sí asumió la responsabilidad en el momento en el que hundió al partido: el expresidente de Ciudadanos Albert Rivera. Y claro, las comparaciones no ayudan a que Carrizosa o la propia Arrimadas sigan en el cargo.
En este contexto, las fuentes apuntan a que Arrimadas antes quemará a Carrizosa que dimitir ella. Si se pregunta en su entorno, ella fue quien obtuvo los mejores resultados de la historia de la formación en Cataluña y es Carrizosa quien en todo caso la ha hundido. Fueron contextos diferentes, pero lo cierto es que tiene ese argumento para quemar a su subordinado antes de la siguiente contienda electoral en las generales. Por el momento, la versión oficial del partido es que ha reunido de urgencia para tratar lo ocurrido y reflexionar sobre cómo mejorar la situación para la formación naranja.