Una de las cosas que pensamos sobre la sexualidad es que cambia según la edad que tengamos. Sin embargo, que sea diferente no quiere decir que sea peor. El sexo es algo que podremos disfrutar a lo largo de toda nuestra vida, sin importar cuántos años tengamos. Lo único que debemos hacer es adaptarnos para multiplicar el placer.
Hace ya siete décadas, Kinsey desarrolló una teoría del deseo sexual que resulta, aún en la actualidad, de lo más interesante. Muy relacionada con las mujeres y con los niveles de estrógenos en las mismas, se llegó a la conclusión de que el punto álgido en las relaciones femeninas llega a los 30 años. En cuanto a los hombres, su deseo sexual tiene el pico a los 17 años, mirándolo a través de la testosterona.
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Sexo a los 20, el momento de huir de los mitos
Si nos centramos en la teoría del deseo sexual desarrollada por Kinsey, debemos tener presente que el sexo a los 20 cuenta con una gran cantidad de mitos de los que tenemos que ir deshaciéndonos para que el placer aparezca en primer plano. Cuando alcanzamos dicha edad, se produce una especie de lucha entre nuestro cuerpo y nuestra mente, pues deben adaptarse a múltiples variables y cambios.
La etapa de la veintena está marcada, realmente, por el desconocimiento. Apenas hemos experimentado en el terreno sexual y contamos con muchas inseguridades que pueden hacernos sentir diferentes. Además, pueden aparecer disfunciones sexuales tanto en hombres como en mujeres, como la eyaculación precoz o la dificultad para llegar al orgasmo.
No podemos dejar atrás tampoco la sociedad. Es el momento en el que más presión sentimos, pues el sexo se rodea de mitos que poco tienen que ver con la realidad. Prácticas como consumir demasiado porno pueden contribuir aún más a esto, lo que es poco recomendable.
Con 30, es mejor alejarse del estrés y centrarse en la pareja
La de los 30 es una etapa marcada por el estrés. Comenzamos a tener trabajos estables que nos pueden robar buena parte de nuestro tiempo. Por eso, en muchas ocasiones, el sexo se deja en un segundo plano o, directamente, se evita debido al cansancio que sentimos en nuestro día a día. La rutina empieza a instalarse en nuestras vidas y debemos evitarla a toda costa.
Algo bueno que encontramos es que, cuando llegamos a esta edad, ya nos hemos ido deshaciendo de los mitos que pensamos a los 20. Por eso, es un buen momento para comenzar a disfrutar más de nuestro cuerpo y volcarnos en la pareja. Es una gran etapa, sobre todo, para las mujeres.
Cuando llegue el momento de priorizar, siempre debemos tener presentes el trabajo o las obligaciones familiares. Sin embargo, en ningún caso debemos dejar atrás el sexo, pues esto puede terminar afectando a nuestro deseo sexual. Sabiendo encontrar el equilibrio, podremos sobrellevarlo de buena manera.
Sexo con 40, aprovechemos la experiencia
Los 40 son una etapa de cambios, a los que debemos saber adaptarnos. En el sexo, es una de las mejores, pues ya contamos con experiencia suficiente para saber obtener el placer que merecemos y que nos gusta. Tenemos las cosas mucho más claras y nos conocemos más a nosotros mismos, así como a nuestra pareja, por lo que ese terreno puede explotarse de buena forma.
Cuando llegamos a esta edad con las cosas claras y la cabeza amueblada, con una rutina establecida y con una estabilidad, tanto amorosa como económica, las cosas pueden funcionar muy bien. Es cierto que, al igual que a los 30, también entran en la ecuación otros factores, aunque podemos evitarlos.
Las responsabilidades laborales y familiares se van incrementando pero, si sabemos organizarnos, podremos tener tiempo para todo. Nuestros hijos irán creciendo, por lo que tendremos más independencia en ese aspecto y el trabajo estará más asentado que en la anterior década.
Con 50 toca adaptarse a los cambios
Después de la vorágine que suponen los 30 o los 40 con respecto a las responsabilidades laborales y familiares, a los 50 parece que todo se calma y podremos volver a disfrutar de más de tiempo de ocio para nosotros mismos. Esto también se traduce en más tiempo de calidad para disfrutar del sexo. Y se nota.
En el caso de las mujeres, no obstante, debemos tener en cuenta que llega algo importante en su vida como es la menopausia. A pesar de ello, puede ser un buen momento para saber adaptarse a los cambios y no dejar que las hormonas puedan con el deseo sexual. En muchas de ellas, este puede disminuir.
Además, para los hombres también puede suponer una etapa algo compleja. Muchos de ellos comienzan a enfrentar problemas que antes no tenía, como la dificultad en la erección. Se puede solventar intentando poner en práctica otras actividades sexuales, sin dejar que la chispa se evapore.
De los 60 en adelante, buen momento para experimentar
De forma general, pensamos que al llegar a los 60 la sexualidad va disminuyendo. Sin embargo, la realidad es que esto no tiene por qué ser así. Cuando alcanzamos esa edad, una de las cosas que suele aparecer es el denominado como «síndrome del nido vacío». Los hijos se han ido de casa y las parejas vuelven a estar solas.
Lejos de ver esto como algo malo, podemos tomarlo como una forma de poder volver a conectar con nosotros mismos y con nuestra pareja, redescubriendo el sexo. Es el momento ideal para probar cosas nuevas, ya que no todo será como al principio. Cuando llegamos a esa edad, ya sabemos de sobra lo que queremos, así como lo que nos gusta a nosotros y a la otra persona. Nos conocemos, sí, pero también podemos volver a redescubrirnos en ese aspecto.
Toca reciclarse y eso lo podemos hacer a través de prácticas nuevas. Es cierto que la actividad de las hormonas sexuales puede no ayudar demasiado, pero siempre podemos ver el vaso medio lleno y dedicar al momento mucho más tiempo. Será una etapa muy bonita en la que volveremos a conectar con la pareja.