Una de las cosas por las que nos distinguimos los seres humanos es por ser animales sociales. Esto hace que debamos estar rodeados de personas para alcanzar una felicidad plena. Sin embargo, a lo largo de nuestra vida, también tendremos que aprender a ser selectivos con aquellos con los que nos juntamos, pues siempre pueden entrar en nuestro círculo las conocidas como personas tóxicas. Y con ellas empezarán a llegar los problemas.
Nuestras relaciones se basan, de primeras, en nuestra familia, pues son las primeras personas que conocemos. Más tarde, conforme nos vamos desarrollando y elaborando un hueco en la sociedad, van apareciendo más lazos como los que surgen con nuestros amigos, así como con la pareja. Esto contribuye a que nos sintamos mejor de forma psicológica y también a que controlemos nuestras emociones. Pero no todas las relaciones son igual de buenas.
Si crees que te puedes estar pasando, aprende a detectar a las personas tóxicas: seis consejos para calarles a tiempo.
A las personas tóxicas les gusta mandar en todo momento
Cuando nos encontramos en una relación, como de pareja como de cualquier otro tipo, una de las cosas que debemos tener claras es que absolutamente todos los miembros de la misma deben gozar del mismo respeto. Además, los deseos de todos tienen que ser satisfechos de forma igualitaria y justa. Si no es así, cuando una persona sí disfruta de la relación pero el otro u otros no, esta no es una relación sana.
Nos podemos dar cuenta de estos detalles cuando empezamos a hacer todo lo que nos dicen otros, sin pensar en nosotros mismos. Las personas tóxicas se caracterizan porque siempre quieren llevar la razón, y también quieren que se haga siempre lo que ellos desean o quieren.
Esto hará que nuestra opinión quede en un segundo plano, por lo que no estaremos viviendo una relación buena. En el momento en el que todas las personas no se sientan a gusto o cómodas en la relación, lo primero que debemos pensar es que es algo que no nos conviene.
La culpa siempre la tendrán otros
En las relaciones, es normal que existan discusiones y problemas. La forma en la que se les haga frente es lo que hará que una relación sea o no buena. Cuando esta es sana, las rencillas se terminan aparcando y perdonando, siempre entendiendo qué ha podido pasar y buscando quién ha tenido la culpa para que no vuelva a pasar.
Si la otra parte, sea nuestro amigo, familiar o pareja, piensa que la culpa siempre es nuestra y no es capaz de hacer autocrítica cuando aparecen estos problemas, entrará dentro de ese grupo de las personas tóxicas. Además, esto se agrava cuando siempre se las ingenia para que nosotros también lo terminemos viendo de este modo y nos sintamos culpables en todo momento.
Cuando ocurre algo y la otra persona siempre nos culpa, esto terminará repercutiendo en nuestra autoestima, así como en el estado de ánimo. Ha llegado el momento de darnos cuenta de que esa persona no nos conviene, pues nos puede acarrear importantes problemas a nivel psicológico.
Las personas tóxicas recalcan los fallos y no las virtudes
Por supuesto, debemos tener claro que nadie es perfecto y que todos contamos con defectos o complejos. Es decir, todos tenemos fallos, que pueden ser más o menos graves. Cuando nuestra pareja o amigo los conoce y nos los intenta decir para solucionarlos, convirtiendo nuestras debilidades en fortalezas, la relación es sana.
Lo que no podemos consentir es que siempre esté haciéndonos reproches. Las personas tóxicas, en realidad, no nos quieren. Su objetivo es hundir la mente de la otra persona recordando siempre lo malo que hace. Antes de que nos sobrepase, es el momento de dejar la relación de lado, protegiéndonos a nosotros mismos.
Los motivos por los que las personas critican siempre a otras pueden ser varios. Uno de ellos, por ejemplo, es que quieren mantener a ese amigo o pareja controlado, cuidando que tenga la autoestima baja para que no salga con nadie más. También puede ser que esté tan a disgusto consigo mismo que necesite resarcirse con nosotros. Siempre será una relación non saludable.
Cuentan con un carácter complicado
Un día malo lo tenemos cualquiera. De hecho, por más tranquilos que seamos, siempre puede que nos levantemos de mal humor y haya algo que desate nuestra ira. Esto lo podemos terminar pagando con objetos o incluso con otras personas.
Por supuesto, este comportamiento no es el ideal. Sin embargo, también tenemos que pensar que somos humanos y que tenemos derecho a errar. Lo extraño, no obstante, es que este sea nuestro comportamiento o carácter habitual. Esto mismo es lo que les sucede a las personas tóxicas.
En este caso, las personas cuentan con un problema: la falta de control de su ira. Si nuestro amigo, familia o pareja entra dentro de este grupo, sin duda no nos conviene continuar una relación con él o ella. Lo primero será tratar de ayudarle pero, si no quiere, puede que sea el momento de volver a protegernos.
Falta de intimidad, una de las claves
En nuestra vida, nos podremos encontrar con relaciones en las que la otra parte sea muy controladora y no nos deje ni un minuto de libertad. Saber detectar esto es una de las cosas que debemos hacer a la hora de librarnos de las personas tóxicas. Lo bueno es que esto es muy fácil de conocer, tan solo tenemos que fijarnos en los detalles.
Si la otra persona está siempre a nuestro lado, queriendo hacerlo todo con nosotros, saber qué hacemos o qué no, nos estaremos metiendo en una dinámica poco recomendable. Aunque lo haga de forma inocente o pacífica, lo cierto es que esto no deja de ser una conducta propia de un controlador.
Esto siempre debe ser un motivo para darle un toque de atención y asentar las bases. Es decir, será el momento de poner límites para preservar nuestra libertad y nuestra intimidad. Tenemos que marcar nuestro espacio y no dejar que se traspase. En caso de no querer respetarlo, tendremos que dejar la relación.
Las personas tóxicas no comparten nada con otros
Cuando estamos en una relación sana, todas las partes se dedican a dar y recibir, manteniendo en todo momento el equilibrio. De lo contrario, la relación no tendría ningún sentido. Si ambas partes se valoran por igual, se mostrarán el mismo respeto y cariño, sea amistoso o romántico.
Por eso, otra de las formas de detectar a las personas tóxicas es si ese amigo o pareja no deja de pedirnos cosas pero nunca da nada. En este caso, nos encontraremos ante una persona egoísta que solo mira por sí misma y que está cerca de ser un egocéntrico interesado.
Siempre tenemos que pensar que nos merecemos un respecto y no podemos dejar que otros pasen por encima del mismo. Si no, la relación se convertirá en algo tan tóxico de lo que nos costará mucho salir por nuestra cuenta. La clave está en que todo sea recíproco y respetuoso.