La Audiencia Provincial de Las Palmas ha condenado a un total de siete años y seis meses de prisión a dos policías locales de Mogán (Gran Canaria) como autores de un delito de tortura y otro de lesiones a un inmigrante subsahariano al que propinaron una paliza en enero de 2011.
Asimismo, el fallo de la sentencia recoge que los dos agentes tendrán 10 años de inhabilitación absoluta, así como la obligación de indemnizar a la víctima con 20.745,75 euros por las lesiones, 2.936 euros por las secuelas y 20.000 euros por el daño moral. Además se declara la responsabilidad civil subsidiaria del Ayuntamiento de Mogán en el abono de estas sumas.
Así, según declara probada la sentencia, los acusados en calidad de agentes de la Policía Local de Mogán, sobre las 21.40 horas del 8 de enero de 2011, estaban prestando servicio vestidos de paisano en el Centro Comercial de Puerto Rico y en un momento dado uno de los acusados se aproximó al inmigrante, que se hallaba en la planta superior vendiendo collares en la terraza de un restaurante, y sin llegar a identificarse como agente de la autoridad, le requirió «para que le siguiese a un lugar apartado».
El inmigrante conocía a los agentes de la Policía Local acusados por haber intervenido los mismos en una actuación días antes contra un primo suyo que se dedicaba a la venta ambulante y en el que su familiar resultó lesionado, habiendo sido citado o propuesto en el procedimiento como testigo, según informó el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) en un comunicado.
Por ello, el inmigrante «sintió miedo por su integridad y salió corriendo», lo que provocó que se iniciara una persecución por el Centro Comercial desde la planta superior hasta el supermercado situado en la planta baja, logrando alcanzarlo uno de los encausados del interior del mismo.
«Le puso una zancadilla y tras caer éste al suelo, le propinó dos fuertes patadas y un puñetazo, colocándose a continuación encima para inmovilizarlo», recoge la sentencia para agregar que «lo sacó a rastras del establecimiento» y en el exterior se personó su compañero, procediendo ambos acusados a golpear a la víctima con porras u objetos contundentes de semejantes características.
Esto motivó que la víctima tuviera un brazo fracturado «a causa de un fuerte golpe» propinado por uno de los investigados, que a continuación sujetaron por el cinturón al emigrante y lo lanzaron violentamente contra el suelo, mientras el migrante «gritaba de dolor y pedía auxilio a la gente que se hallaba presente por las inmediaciones».
Así, tras reducir a la víctima, que se encontraba maltrecho por los golpes recibidos, según la sentencia, los encausados «le esposaron la mano derecha con grilletes y de forma conjunta lo arrastraron a la fuerza entre los dos, agarrándolo del brazo y tirando del cinturón, hasta las dependencias policiales eligiendo para llegar el camino por donde no había cámaras de seguridad, propinándole en el trayecto diversos golpes en distintas zonas del cuerpo y menoscabando gravemente su integridad y dignidad».
Asimismo, se recoge que en el transcurso del traslado la víctima «se tambaleaba por el dolor y pedía auxilio a todas las personas presentes, suplicando a gritos que llamaran a la Guardia Civil».
Posteriormente, una vez en dependencias policiales, los agentes acusados «siguieron pegando al detenido hasta que llegaron los agentes 12350 y 13666, a los que avisaron para hacerse cargo de las diligencias, mientras en el exterior se había congregado un número no determinado de personas, unos alertados por la violencia de la actuación policial y otros conocidos y paisanos senegaleses» de la víctima que se habían avisado «unos a otros ante el temor por la integridad de éste, los cuales proferían gritos de solidaridad con el detenido y mostrándole su apoyo, todo ello de forma pacífica, llegando a llamar a la puerta de la oficina hasta que uno de los agentes de uniforme, personados en el lugar con posterioridad a la llegada de los agentes acusados con el detenido, les pidió que se tranquilizaran».
De este modo, sobre las 23.00 horas, la víctima fue trasladada al Centro de Salud de Arguineguín y de allí remitido al Servicio de Urgencias del Hospital de San Roque Meloneras, donde fue atendido de sus lesiones y se procedió a su cacheo por los agentes referidos, deteniendo a la víctima por un presunto delito de atentado, resistencia y desobediencia grave, investigación que acabó archivada «por no quedar debidamente acreditada la perpetración del delito que dio lugar a la formación de la causa».
Por su parte, la sentencia expone que los acusados «golpearon y maltrataron» a la víctima «en represalia por su dedicación a la venta ambulante y para amedrentarlo en relación a su eventual declaración en el juicio en el que estaba implicado el agente acusado».