La ministra de Defensa, Margarita Robles, pierde apoyos por segundos. Ya estaba cuestionada dentro del PSOE antes de que su guerra con el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, estallara en los medios de comunicación después de que el magistrado apartara al coronel Diego Pérez de los Cobos de la cúpula de la Guardia Civil. Sin embargo, los últimos pasos de la titular de Defensa han conseguido que se quede aún más sola y que sean tanto Marlaska como el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, los que le den la espalda y le hagan la cama alimentando aún más la decisión que fuentes del partido ya dan por hecha: Robles se irá como candidata a Madrid y dejará el Gobierno central.
Marlaska solo ve oportunidades de perjudicar a su colega. Cuando saltó a los medios que la cúpula militar, incluido el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), se vacunaron saltándose el protocolo establecido por el Ministerio de Sanidad, el titular de Interior se frotó las manos. En cuestión de segundos movió todos los hilos a su alcance para conocer si esta situación se había dado también entre la Policía Nacional o la Guardia Civil y encontró a su cabeza de turco para presionar a Robles. El enlace de la Guardia Civil en el Estado Mayor se había inoculado la primera dosis del producto de Pfizer y Marlaska forzó su dimisión en medio de una avalancha de críticas a los militares por haber priorizado el escalafón.
Con la dimisión del teniente coronel forzada por Marlaska sobre la mesa, el ministro consumó su venganza. Aún recuerdan en el Ministerio del Interior cuando Robles recibió en mayo de 2020 en el Ministerio de Defensa al ya dimitido Director Adjunto Operativo (DAO) de la Guardia Civil, el general Laurentino Ceña, después de que el magistrado hubiera iniciado una purga en la cúpula policial de Interior para colocar a personal afín a sus intereses políticos. El gesto de apoyo de Robles hacia Ceña no era más que otra forma de criticar a Marlaska, ya que el DAO había dimitido por el proceso de purga iniciado por el ministro de Sánchez.
Mientras Marlaska sí que hizo alarde de autoridad, Robles se ha comido sus palabras. Ella conocía y fue partícipe del protocolo de vacunación que se estableció para los militares después de que las Fuerzas Armadas recibieran un cupo de dosis exclusivamente para ellos. Sin embargo, cuando saltó a los medios que la cúpula se había vacunado sin seguir los criterios impuestos por el Ministerio de Sanidad en todo el país, Robles guardó silencio.
Los medios elevaron el tono. Todos se indignaron e incluso había voces dentro de las Fuerzas Armadas que criticaban la actitud de sus generales. Algunos oficiales, de hecho, rechazaron vacunarse por principios, tal y como cuentan fuentes del Ministerio de Defensa a MONCLOA.com. Aún así, Robles dejó que el Jemad, el más alto cargo militar que se vacunó, se quemara en los focos y pagara el pato. La decisión de dejar el cargo no fue forzada por Robles, sino que el propio jefe del Estado Mayor para la Defensa decidió dejar el puesto para evitar el desgaste de la imagen del Ejército.
El objetivo de Marlaska está claro, pero es que los enemigos de Robles crecen como setas. No es ningún misterio entre bambalinas que tampoco el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, se tiene una buena relación con la titular de Defensa. La ministra se queda sin apoyos en un momento en el que todas las quinielas la sitúan fuera del Gobierno. Ya ha habido un cambio, el de Illa, y puede que haya más en los próximos meses, especialmente después de las elecciones catalanas.
LAS EXPLICACIONES
Defensa ha intentado aclarar en voz de quien organizó el protocolo de vacunación lo ocurrido, pero solo han generado más dudas. Amparo Valcarce, la subsecretaria de Defensa, ha insistido en que ella solo dio orden de que se pusieran la vacuna nada más que los sanitarios militares, no la cúpula. Las fuentes consultadas por este medio dicen exactamente lo contrario, que Valcarce no solo era consciente de que la cúpula militar se iba a inocular la vacuna, sino que ellos establecieron el protocolo.
«Esta muy claro y por escrito. La Subsecretaría de Defensa única y exclusivamente dio la instrucción de que se proceda a la vacunación de todo el personal sanitario, por ser critico, según las indicaciones recogidas en la estrategia de la Inspección General de Sanidad (INGESAN). Esta es la instrucción por escrito, clara y rotunda que ha aplicado todo el mundo. Cuando no ha sido así se han asumido las responsabilidades que corresponden», ha detallado la subsecretaria ante la polémica.
ROBLES, A MADRID
Adiós a la presidencia del Tribunal Supremo. La ministra de Defensa, Margarita Robles, tenía el sueño de ocupar ese cargo, pero el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene otros planes para ella. El PSOE busca como quitarse de encima a Robles de aquí a, como mucho, una legislatura y parecen haber encontrado un puesto en el que aparcar a la ministra. La Comunidad de Madrid y la capital se han quedado huérfanas de candidatos socialistas. Ángel Gabilondo trabaja por su lado, sin rendir cuentas a Sánchez, y Pepu Hernández bastante tiene con leer las réplicas mientras sigue las líneas con el dedo. Es por eso que el presidente del Gobierno se plantea reciclar a Robles en uno de estos dos puestos. Algo que a ella no le parece del todo mal siempre que mantenga cierta relevancia.
Madrid se ha quedado sin una presencia socialista fuerte. Ni Gabilondo ni Hernández han sido capaces de presionar, ni en plena pandemia, a la alcaldía ni al Gobierno autonómico. Durante todo 2020, el PSOE ha sido un partido inexistente entre las fronteras de la capital y eso ha puesto sobre la mesa de Ferraz una vacante (o dos, según se mire): se busca candidato o candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid y a la alcaldía de la capital. Y ante un problema, una solución.