El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha encontrado un nuevo compañero ocasional de cama con el que se le han abierto los ojos. Algunos pensarían que lo lógico es que el PSOE se hubiera echado en brazos o bien de Unidas Podemos o bien de Inés Arrimadas, pero lo cierto es que Sánchez ha visto cómo su proyecto para los fondos europeos concedidos por la pandemia ha salido adelante gracias a Santiago Abascal. Sí, a un Vox que ve de muy buena manera que el Gobierno reparta la mayor parte de los 140.000 millones de euros procedentes de la UE entre las empresas del IBEX. Ni el Partido Popular ha votado a favor de esta medida que ha generado un cisma en el ejecutivo. Y tras sacar adelante una medida con Vox… Sánchez ha desempolvado la idea de gobernar en solitario tras una crisis de Gobierno que eche a Unidas Podemos de una patada.
Es una idea que el PSOE ha rumiado desde hace meses. El único escollo que frenaba al gabinete de Presidencia era que Unidas Podemos era fundamental para sacar adelante los Presupuestos, pero ya se ha conseguido. Ahora, las dudas que circulaban en Ferraz era si gobernar en solitario sería relativamente sencillo. El plan inicial era generar una crisis de Gobierno y echar al vicepresidente del Ejecutivo y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, y a todos los ministros morados de una patada. Con este partido fuera de la coalición, solo quedaría prorrogar los presupuestos en los años siguientes y llegar a acuerdos puntuales con formaciones del Congreso. Si se ha podido con Abascal en materia de las ayudas europeas, ¿por qué no con el Partido Popular u otros partidos? Si la idea ya había cogido forma, ahora es una amenaza para Unidas Podemos.
Es cierto que Abascal, en un alarde de orgullo, no ha apoyado este decreto con un sí. Para que ir de la mano de Sánchez no hiera en exceso el orgullo de los ultraconservadores, los diputados de Vox se han abstenido, algo que permitirá convalidar el decreto de los fondos europeos, una medida que no comparten otros socios del líder socialista, como ha sido el caso de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) que ha votado «no» al plan de reparto de ayudas del Ejecutivo progresista.
El PSOE y Unidas Podemos solo contaban con el apoyo de los nacionalistas vascos, la izquierda abertzale, Más País, Coalición Canaria, el PRC, Nueva Canarias y Teruel Existe. La suma de los diputados de estas formaciones parlamentarias era de unos insuficientes 173 votos. El PP, Ciudadanos, ERC, JxCat y PDeCAT, además de la CUP, Navarra Suma y Foro han votado directamente que no (otros extraños compañeros de cama, dado que Pablo Casado ha votado junto a los independentistas, aunque por motivaciones diferentes). Y en la abstención, donde Abascal ha dado a Sánchez el empujón que le hacía falta, además del partido nacionalista gallego BNG, han estado los 52 diputados de Vox.
La decisión del PSOE no ha sentado nada bien a quien aspira a ser la muleta de Sánchez. «Se vuelven a equivocar de socios y apuestan por lo contrario que Ciudadanos planteó. Sus socios les apoyaron la investidura y los Presupuestos, pero les dejaron tirados en el estado de alarma, igual que ahora», ha comentado la diputada naranja María Muñoz. Pero el caso es que al final ha sido Abascal quien ha dado alas a un PSOE para que se plantee gobernar en solitario, pues esta victoria tiene un significado que trasciende las ayudas europeas como tal, pues da alas al Ejecutivo a llegar a acuerdos puntuales y, sobretodo, a alimentar la idea de prorrogar los Presupuestos hasta las próximas elecciones.
2020 fue un año complicado para el PSOE en muchos sentidos y no se podía permitir el lujo de generar una crisis de Gobierno. Han tragado y mucho ante la presión de la formación morada porque sabían que sin ellos no llegarían a ninguna parte. Había, primero, que afrontar la pandemia con el mayor número de apoyos posible. Y, segundo, conseguir urdir una mayoría parlamentaria para sacar adelante unos Presupuestos Generales que pusieran punto y aparte de los del exministro de Hacienda Cristóbal Montoro, que han regido España desde hace años sin que nadie fuera capaz de sacar unas nuevas cuentas.
Ahora, con los presupuestos hechos y con la pandemia descontrolada pero encauzada por una estrategia de vacunación tardía, el PSOE vuelve a las andadas y se plantea que gobernar en solitario es una posibilidad más palpable de lo que aparentemente pueda parecer siempre que se lleguen a acuerdos puntuales. Y que Sánchez tiene cintura para mantenerse en el poder y llegar a tratos ocasionales no es ningún misterio ni nada que nadie niegue. Hasta Vox es capaz de sacarle «las castañas del fuego», tal y como han comentado hoy en el Congreso de los Diputados.
Ahora están las elecciones catalanas. Pero después de estos comicios puede llegar una tormenta política perfecta que eche a Iglesias del poder. Fuentes del PSOE apuntan a que la idea no es ciencia ficción, sino que los dirigentes del partido se lo plantean muy seriamente, pero antes deben saber qué queda por aprobar en el Congreso.