La Conferencia Episcopal tiene un negocio redondo montado a costa del Ministerio del Interior. Pese a que el Gobierno actual no se jacte de tener una estrecha relación con el ámbito religioso, lo cierto es que la Iglesia ha ganado (y gana cada año) mucho dinero gracias a los centros penitenciarios. Su presencia en las prisiones no es ni especialmente pasional (aparentemente) ni gratuita. El Gobierno paga cada año más de 600.000 euros a la Iglesia por dar asistencia espiritual a los presos de las cárceles españolas. De hecho, en 2020 el Ministerio del Interior ha dado una subvención directa a la Conferencia Episcopal de nada menos que 608.500,00 euros, tal y como ha podido comprobar en documentos oficiales MONCLOA.com, por dar asistencia religiosa a los presos en los centros penitenciarios. Un negocio redondo. También concedió más de 20.000 a la Comisión Islámica de España.
Este subvención se publica cada año en el Boletín Oficial del Estado pasando relativamente desapercibida. Para justificarse, desde el Ejecutivo argumentan que es necesario «facilitar a los internos en centros penitenciarios el ejercicio de la libertad religiosa y de culto», razón por la que, detallan, el Ministerio del Interior mantiene relación estrecha tanto con la Conferencia Episcopal como con la Comisión Islámica de España. Por eso, englobado en un paquete de ayudas más genérico del que incluso se beneficia la Cruz Roja, el ministerio ha colado dos subvenciones: una de más de 600.000 euros para la Conferencia Episcopal y otra de 21.000 euros para la Comisión Islámica de España.
El ministerio dirigido por Fernando Grande Marlaska no ha parado este chorreo de dinero en forma de subvención directa para la asistencia espiritual ni en plena pandemia. El gasto sienta especialmente mal entre algunos políticos del propio Gobierno por el momento de emergencia que atraviesa el país. Aún así, nadie levanta en exceso la voz ni pretende acabar con algunos chiringuitos de los que se beneficia la Iglesia aprovechándose de esa histórica relación que mantiene con el Estado. Aunque es cierto que la ONG que más dinero se lleva del Estado en esta partida publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) en septiembre de 2020 es la Cruz Roja (con nada menos que 1,5 millones de euros en forma de subvenciones directas), la Iglesia o las organizaciones religiosas musulmanas también se han beneficiado.
El nombre con el que se justifica la «ayuda» es «subvención a la Conferencia Episcopal Española para la atención al culto en Centros Penitenciarios en el ejercicio 2020», y se ha ejecutado en diciembre de 2020, es decir, en pleno pico de la segunda ola. La pandemia no ha sido un impedimento para Marlaska para tocar estas ayudas ya que han querido evitar a toda costa un enfrentamiento con la Iglesia, que aún mantiene una presencia importante dentro de las instituciones del Estado.
Como siempre, el Gobierno cuela este tipo de subvenciones directas en un cajón desastre con el que reparte dinero por miles de ONG y asociaciones. Lo mismo es dar 21.000 euros a la Comisión Islámica de España que 20.000 euros a la Agrupación Deportiva de la Policía Nacional u 800.000 euros al Ayuntamiento de Vitoria. Las subvenciones publicadas en el BOE no responden a un criterio común, sino que se reparten entre «entidades de diversa naturaleza», tal y como se describe en el documento oficial. Dentro de este paquete, también sale bien parada Cáritas, que tal y como reflejan los documentos oficiales, esta asociación vinculada a la Iglesia también se llevó 54.000 euros. Esa misma ONG con la que el cardenal español Rouco Varela amenazó al Gobierno al decir que si les obligaban a pagar el impuesto de bienes inmuebles (IBI), reducirían la partida de dinero para la beneficencia.
Parece que hasta Cáritas chupa del Estado, por lo que esas palabras de Varela se vacían de contenido. «La Iglesia está dentro de la legislación general», aseguró en 2012 el cardenal, por lo que no «tendrá ningún problema en pagar si así lo establece la ley» aunque destacó que ese gasto podría afectar a ”otras actividades”, como la desarrollado por Cáritas. Ahora este brazo caritativo de la Iglesia también recibe dinero del Estado. Concretamente, 54.000 euros en 2020.
Hay que añadir a todo esto que los más de 600.000 euros que ha recibido la Conferencia Episcopal en forma de subvención directa por asistir a nivel espiritual a los presos de las cárceles españolas no son incompatibles con otras ayudas. Esto se detalla en la propia publicación del BOE, donde el Gobierno asegura que el hecho de haberle regalado dinero público a la Iglesia no impide a la Conferencia Episcopal pedir otras ayudas, subvenciones u obtener ingresos extraordinarios por otros lados. Lo mismo para la Comisión Islámica.
MARLASKA Y SU LIMOSNA
El asunto de las subvenciones directas es un arma fantástica para que los ministros premien sus pasiones o convicciones. El Ministerio del Interior mantiene, al menos, una línea de ayudas directas con cierto poso histórico, sin embargo, Marlaska utiliza tanto las subvenciones como en especial el gasto público para ganar amigos dentro de las fuerzas vivas que componen su cartera. El peso de los funcionarios de prisiones es elevado en Interior, razón por la que el ministro socialista quiere evitar una confrontación en un momento en el que está muy cuestionado por los suyos, especialmente después del cese del coronel Diego Pérez de los Cobos y de la purga que siguió al mismo.
Recientemente, el ministro del Interior ha querido tener un guiño caro con los funcionarios de prisiones y ha renovado buena parte del equipo de los centros penitenciarios dejándose 232.474,90 euros públicos (sin impuestos) para comprar cascos antidisturbios, chalecos antiagresiones y todo tipo de material destinado a la protección de los funcionarios de prisiones, algo de lo que deberían disponer de antemano. Eso sí, en un documento al que ha tenido acceso MONCLOA.com, se detalla que el material que comprarán no está homologado.
Marlaska ha tirado de chequera para ganar amigos en un momento en el que no solo pierde apoyo entre la Guardia Civil y la Policía Nacional, sino que el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, prefiere ponerle ojitos a la ministra de Defensa, Margarita Robles, por su gestión de la borrasca Filomena antes que reconocer los presuntos logros de Marlaska ante el temporal. Es por eso que el magistrado ha considerado oportuno ceder ante las demandas de un colectivo muy activo y beligerante como son los funcionarios de prisiones para concederles un material del que se supone que debían disponer desde hace tiempo.