El ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, se queda solo por momentos. Pierde apoyos tanto en la Guardia Civil como en la Policía Nacional por días y quiere ponerle remedio con un cheque en blanco de por medio. A pesar de la pandemia, el ministro socialista ha querido tener un guiño caro con los funcionarios de prisiones y ha renovado buena parte del equipo de los centros penitenciarios dejándose 232.474,90 euros públicos (sin impuestos) para comprar cascos antidisturbios, chalecos antiagresiones y todo tipo de material destinado a la protección de los funcionarios de prisiones, algo de lo que deberían disponer de antemano. Eso sí, en un documento al que ha tenido acceso MONCLOA.com, se detalla que el material que comprarán no está homologado.
Marlaska ha tirado de chequera para ganar amigos en un momento en el que no solo pierde apoyo entre la Guardia Civil y la Policía Nacional, sino que el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, prefiere ponerle ojitos a la ministra de Defensa, Margarita Robles, por su gestión de la borrasca Filomena antes que reconocer los presuntos logros de Marlaska ante el temporal. Es por eso que el magistrado ha considerado oportuno ceder ante las demandas de un colectivo muy activo y beligerante como son los funcionarios de prisiones para concederles un material del que se supone que debían disponer desde hace tiempo.
Concretamente, la jefa del área de equipamiento y asuntos generales, Montserrat Herranz Martín, ha aprobado la compra de material no homologado por valor de 232.474,90 euros públicos, que si se le suman los impuestos ascenderían a casi 300.000 euros. El pedido de Interior contempla la adquisición de cinco analizadores de bajos de los vehículos (para detección de bombas u otro tipo de dispositivos), 71 cascos de protección respiratoria, 96 cascos antidisturbios, 288 chalecos antiagresiones, 196 defensas de goma semirrígidas, 24 escudos protectores, 70 escudos protectores inversos para la inmovilización, 270 grilletes rígidos y 197 linternas led.
La compra de todo este material en plena pandemia está plenamente justificada, según detallan desde el ministerio, además de detallar que es un contrato que lleva tiempo vigente. Todo se repartirá entre diferentes centros penitenciarios a lo largo y ancho de la geografía española (Madrid, Córdoba, Albolote, Santa Cruz de Tenerife, Málaga, Mallorca, Badajoz, Algeciras, Puerto, Ocaña, Topas, Castellón, Sevilla…) que llevan tiempo solicitando nuevo material, aunque según fuentes consultadas es completamente insuficiente en comparación con lo que necesitarían los funcionarios.
El problema es que lo que parece un intento de Marlaska por acercarse a los funcionarios de prisiones es calificado por ellos como limosna por no ser suficiente y responder tarde a sus demandas. Es lo mismo a lo que el ministro del Interior hizo con la equiparación salarial a raíz de que la Guardia Civil elevara el tono contra el equipo del ministro socialista después de que purgara a varios mandos del cuerpo para colocar en su lugar a personas afines sin respetar el escalafón. Ahora el guiño le toca a los funcionarios de prisiones. Pero lo cierto es que gastar poco menos de 300.000 euros no será suficiente para calmar los ánimos de este colectivo, que lleva tiempo con varias exigencias, dadas sus condiciones laborales, que no son respondidas por el Ministerio del Interior.
La empresa que nutrirá el Ministerio del Interior de todo este material antidisturbios también está elegida: Saborit International S.L. un grupo que se define como «una empresa familiar, de capital español, especializada en la comercialización de equipos y productos para la seguridad, vigilancia y defensa. Desde 1986, representamos y distribuimos a diferentes fabricantes de reconocido prestigio”. Marlaska le dará a esta compañía 281.294,63 euros de la mano del Gobierno de España.
EL MINISTRO LLEGA TARDE
Una insuficiencia de material sanitario dejó en verano de 2020 a los funcionarios de prisiones del centro penitenciario de Huelva desprotegidos ante el coronavirus. A falta de mascarillas, y tras una orden sobre reparto de la subdirección de este centro, a los funcionarios de prisión se les prohibió recibir cubre bocas. En lugar de ellos, serán los reclusos los que las reciban, “debido a la obligatoriedad de los internos de portar mascarillas cuando salen de los módulos residenciales”, según recoge la orden 127/2020 del 15 de julio.
Se dijo que “hasta nueva orden se prohíbe la entrega de este material al personal (funcionario o laboral)”. Las reacciones se hicieron llegar nada más publicarse la nueva normativa. La Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP) exigió el cese del subdirector de Seguridad de esta prisión, además de recordar el peligro que supone para su salud: “El medio penitenciario es un medio cerrado, con convivencia de un número elevado de personas con contacto estrecho y en donde existe una mayor probabilidad de trasmisión de la enfermedad”.
MARLASKA, EL CELOSO
Marlaska está profundamente irritado con la ministra de Defensa por haber desplegado la UME para responder a las emergencias que habían nacido tras la llegada de Filomena al centro de la península. Lo está porque entiende que con este gesto buscaba ningunear, eclipsar y ridiculizar su gestión. Que entre Robles y Marlaska no hay una buena relación es sabido por todos dentro del Gobierno. Y más desde la sustitución del coronel Diego Pérez de los Cobos y esa purga que inició el ministro en la cúpula de Interior para colocar en puestos clave a personas afines. Pero ahora, con el temporal, la relación entre ambos se ha erosionado más, si cabe.
Aún así, y visto que varios días después de la nevada gran parte de la capital sigue completamente inaccesible (por no hablar de los municipios de la Comunidad de Madrid) lo cierto es que la presencia de la UME era más que necesaria.
Marlaska entendió que su planificación para afrontar el temporal fue más que suficiente. Pero nada más lejos de la realidad, cuando el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, solicitó a Defensa la intervención de la UME en la capital tras empezar a verse los estragos de Filomena, Robles respondió saltándose directamente a Marlaska y envió tropas sin consultarlo con el titular de Interior. Sobre si había que hacerlo o no, no hay una respuesta clara. Sí que la hay en cuanto a la coordinación y el respeto entre competencias. Y Robles decidió actuar en solitario por la urgencia.