Parece como si al alcalde de Madrid se le hubiesen colado en sueños visiones del futuro. El regidor dio en el clavo cuando compró siete todoterrenos a Toyota a finales de noviembre para entregarlos a la Policía Municipal. Costaron los vehículos un total de 299.994,09, pero la inversión le ha salido fructuosa al consistorio madrileño. Con la capital patas arriba tras la sacudida de Filomena, los siete Land Cruiser de Martínez-Almeida han estado rindiendo las «24 horas» durante todo el temporal, según confirma la Policía Municipal a MONCLOA.COM.
Tal y como hace llegar el organismo policial a este medio, los vehículos, cuya compra se acordó el 27 de noviembre, llegó a los municipales a finales de diciembre de 2020, por lo llegaron justo a tiempo para ayudar durante la nevada.
Así, la Policía Municipal indica: «Han estado operando 24 horas durante todo el temporal dadas sus características operativas. Cuatro unidades fueron asignadas a las Unidades Apoyo a la Seguridad, dos a la Unidad Villa de Vallecas y una a la Unidad de Vicálvaro. Todos han participado activamente durante el temporal especialmente dando servicio en la Cañada Real«, detallan.
Los coches, unos Land Cruiser Diesel GX de 5 puertas, le han venido genial al Ayuntamiento para moverse por la emblanquecida ciudad, que pide ahora ser considerada zona catastrófica por los daños del temporal.
ZONA CATASTRÓFICA
Tanto Ayuso, la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, como Martínez-Almeida están movilizando todos sus esfuerzos para que el Gobierno estatal reconozca Madrid como zona catastrófica tras las intensas nevadas, de forma que obtengan un pellizco de presupuesto para las reparaciones.
En este sentido, el Ayuntamiento comandado por Almeida ya está elaborando el informe par solicitar esta ayuda, que tendría que ser aprobada por los ministros de Interior y Hacienda (Marlaska / Montero). Este lunes, el alcalde compartía a través de Twitter: «Hay motivos suficientes para estudiar la declaración de Madrid como zona catastrófica. Se trataría de beneficiar a los madrileños que peor lo han pasado y que más daños materiales y personales han sufrido».
La gran polémica sobre esto vino de la mano del ministro Marlaska, quien negó, de forma demasiado apresurada, según los populares, que Madrid necesitara la ayuda que supone ser calificada de zona catastrófica. «No hay daños importantes ni a bienes públicos ni privados», dijo el ministro, tras lo que el vicepresidente de la Comunidad, Ignacio Aguado (Cs), ‘invitó’ al socialista a «darse un paseo» por la ciudad, para comprobar los daños con sus propios ojos.
Según el ministro, que ha recordado que en España no existe como tal la denominación de «zona catastrófica», sino la «declaración de zona afectada gravemente por una emergencia de protección civil», ha explicado que a su juicio, la situación causada por Filomena es «distinta», que lo que esencialmente ha requerido es el mantenimiento de los servicios públicos.
LOS TOYOTA DE ALMEIDA EN LA CAÑADA REAL
Informan por tanto desde la Municipal que el servicio de estos todoterrenos ha sido especialmente importante en la Cañada Real, la barriada que ha protagonizado titulares estos días ya que se han enfrentado al temporal con un grave handicap: una instalación eléctrica sobrecargada que estaba fallando y les había dejado sin luz, y por tanto, sin calefacción desde octubre.
Precisamente lo de la Cañada Real es un asunto político que inmiscuye a Almeida y a la presidenta de la Comunidad, ya que el motivo de esos cortes de luz se halla en las plantaciones ilegales para la obtención y venta de droga que se conectan ilegalmente a la red de Naturgy. Esto ha supuesto una gran brecha entre Podemos, Más País y el PP madrileño, ya que mientras los primeros denuncian indignados la situación de los vecinos, los terceros recuerdan que el asunto es más complejo, y que el principal culpable no es la compañía eléctrica sino los asentamientos ilegales.
Por el momento, y con una urgencia aumentada debido a Filomena, Almeida ha ofrecido un realojamiento temporal a 700 vecinos de la Cañada Real en un polideportivo y una fábrica, donde poder pasar estos días con calefacción. No obstante, es una ayuda voluntaria, por lo que solo la ha aceptado el que ha querido. Según recogen medios, son pocos los que se han reubicado, siendo alrededor de 4.000 personas las que viven en el poblado.
Mientras tanto, Naturgy ha empezado a cortar las conexiones que considera enlazadas a puntos de «venta o producción de drogas» tras recibir una petición expresa del Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid.