El Observatorio de Salud del Principado de Asturias ha publicado el informe de morbilidad con coronavirus relativo a los datos recogidos a lo largo de todo 2020, en el que se refleja que el año finalizó con la muerte de 1.548 personas con coronavirus.
La Dirección General de Salud Pública ha recordado que el primer caos conocido de coronavirus en Asturias se produjo el 29 de febrero de 2020. Desde entonces y hasta el 31 de diciembre se produjeron 1.548 muertes –1.353 según el criterio del Ministerio de Sanidad–, lo que implica una tasas de 149,3 casos por cien mil habitantes.
Del total de fallecimientos, ha habido 826 (53,3%) en mujeres y 722 en hombres (46,7%). En relación al total de casos eso implica proporciones de fallecimientos del 5,4% para el conjunto de la población afectada por COVID-19 según el informe, consultado por Europa Press. Al contrario que en tasas, la letalidad es inferior en mujeres, 5,3% que en hombres, 5,6%.
El Observatorio refleja que la edad promedio de fallecimiento es de 83,8 años, si bien el rango de fallecimientos es amplio, entre los 28 y los 105 años de edad. No obstante, solo el 2,9% de las personas fallecidas lo ha hecho antes de los 60 años y el 9,5% antes de los 70. Antes de los 70 años ha muerto el 5,3% de las mujeres fallecidas y el 14% de los hombres fallecidos.
En cuanto a la incidencia de la mortalidad en personas con patologías previas, el informe evidencia que más de la mitad de las personas fallecidas con COVID-19 a esa fecha lo han hecho con Hipertensión arterial (HTA). En concreto un 62%.
Le sigue en frecuencia con un tercio de las personas fallecidas tenían cardiopatía (42%), y demencia de distinto nivel de gravedad 42%). Eran diabéticas un 28% de las personas fallecidas, y un quinto de las personas fallecidas tenían EPOC, asma o bronquitis crónica. Por otro lado, un 19% tenía antecedentes de un ictus; una de cada seis personas fallecidas tenía una insuficiencia renal crónica (17%); un porcentaje menor una enfermedad oncológica con tumor sólido o no sólido (14%); y un 11% de las personas fallecidas tenía enfermedad neurológica como Parkinson o epilepsia.