Se acerca uno de los momentos más emocionantes de año, la Nochevieja, cuando arrancamos la última hoja del calendario, para recibir al nuevo, con doce flamantes meses todavía sin estrenar. Llegamos a enero con una lista de buenos propósitos y la esperanza de que el siguiente año será mejor que el anterior, y para propiciar esa suerte, los españoles recurrimos al ritual de las uvas. Creamos o no en que la buena suerte se puede llamar, la tradición se celebra en todos los hogares como un acto simbólico de despedida, que no se sabe muy bien como surgió, pero probablemente fue de pura casualidad.
3LOS NIÑOS DEBEN COMER CON CALMA
El peligro de las uvas reside en su forma ovalada y en su pulpa suave y flexible, que se desliza muy fácilmente. Además, los niños pequeños todavía no tienen una dentición bien desarrollada para masticar bien los alimentos, y sus vías respiratorias son todavía pequeñas, con un reflejo de deglución sin madurar. Por otra parte, es fácil que se distraigan y el riesgo de ahogamiento aumenta con respecto a niños un poco mayores. Por otra parte, una uva tiene el tamaño suficiente para bloquear completamente las vías respiratorias y por su textura blanda y suave, la extracción manual se hace más complicada y hay que recurrir a herramientas específicas.
¿Significa esto que los niños no deben comer uvas? En absoluto, simplemente deberían tomarlas troceadas en porciones más pequeñas, como postre o merienda, cualquier día del año. Lo que no se recomienda es que los pequeños entren en el juego de comer al ritmo de las campanadas.