Sobre todo para los más cerveceros y que les gustaría perder peso, si leen lo de la dieta de la cerveza les debe de sonar a gloria: pierdo peso y encima sigo bebiendo mi bebida favorita, la que se supone que debería dejar de consumir precisamente para perder peso. Pues veamos que hay de verdad y de mentira en este régimen y aclarar los -seguro- numerosos matices de esta propuesta.
Lo que está claro es que si buscamos en una lista la dieta que más se ajuste a nuestros deseos de bajar peso y no sacrificarnos, esta estaría sin duda entre las favoritas de la mayoría. Y es que lo de «barriga cervecera» no parece muy compatible con al mismo tiempo encajarlo con una dieta de la cerveza. Así que es momento de aclararnos y ver si hay buenas noticias o no al respecto.
1Para empezar, la cerveza tiene mala fama
Mala fama lógicamente en el tema dietético, que no alimentario, ya que son una de las bebidas con más propiedades y beneficios. Pero esa es otra cuestión. Lo primero que llama la atención es que se trata de una bebida alcohólica, y lo primero que te dicen a la hora de bajar kilos es no tomar alcohol, que junto con el azúcar son los dos enemigos públicos número uno de la dieta.
No obstante, hay estudios científicos que demuestran que los principales factores que hace que engordes es la alta ingesta de grasas, la retención de líquidos y el sedentarios. La cerveza en todos estos factores no tienen mucho que ver, al menos directamente. Entonces ¿es realmente posible perder kilos bebiendo cerveza o al menos sin dejar de beberla? Pues lo que lo defienden dicen rotundamente que sí.