La receta definitiva de unos roscos caseros

No hay cosa que más nos guste cocinar que un buen postre. En este caso, hemos elegido uno de esos dulces que a todos encantan, como son los roscos. Si te recuerda a las recetas que preparaba tu abuela, es algo común. No tengas miedo a que no te salgan igual pues, siguiendo los pasos que te vamos a mostrar, es prácticamente imposible.

Una de las cosas por las que se caracterizan estos dulces fritos es por estar crujientes por fuera y tiernos y deliciosos por dentro. Eso sí, debes saber que cada persona cuenta con su propia receta, por lo que el toque puede llegar a ser algo diferente. Eso es lo bueno de ponerlas en común, que cada uno podrá adaptarla a sus gustos particulares.

Si te ha entrado el gusanillo por entrar a la cocina, descubre la receta definitiva de unos roscos caseros bien tiernos.

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Es el momento de freír

freir roscos

Cuando tengamos la masa lista, es el momento de añadir el aceite de freír en una sartén grande para irla calentando. Mientras dejamos el aceite calentándose, podemos ir engrasándonos las manos con algo de aceite para manipular de forma más sencilla la masa de los roscos de anís. Como se ha quedado algo pegajosa, tener las manos engrasadas nos puede ayudar.

Una vez cogida la masa, podemos ir dándoles forma. Para hacerlo, podremos coger una pequeña porción de la misma y hacerle un agujero en el medio. Esto es muy sencillo, por lo que no nos llevará nada de tiempo. Cuando los tengamos, los podemos ir friendo poco a poco, con cuidado de no poner muchos a la vez. En primer lugar, doramos una cara y, cuando esté bien, la contraria.

Cuando os tengamos fritos, los podemos ir retirando en un plato preparado con papel de cocina absorbente para que no se queden impregnados de aceite. No podemos tardar demasiado, aún calientes, tenemos que rebozarlos en el azúcar para que esta se adhiera de forma correcta.