sábado, 23 noviembre 2024

‘Mank’, la obra de Fincher en Netflix que aspira a petarlo en los Oscar

El pasado 20 de noviembre se estrenaba en salas ‘Mank’, y el 4 de diciembre en Netflix, la última película del prestigioso director David Fincher que trae un marchamo de gran obra y una de las favoritas a los Oscar. Para los que conozcan a Fincher, es uno de los mejores directores que existen y quizá se sientan sorprendidos o decepcionados. Y no porque la película sea mala -al contrario, si no lo es se acerca a obra maestra-, sino por la densidad y complejidad de la propuesta. Pero para los cinéfilos, sin duda es un film no sólo para verlo y revisionarlo, porque se nos escaparán muchas cosas en un único pase.

Vamos a mostrar muchas cosas de ‘Mank’ y del director, para que tengas elementos y motivación para ver una de esas películas que acaban siendo clásicos modernos, y no sólo por su propio corte clásico y rodado en blanco y negro. Y decimos motivación, porque su estreno en Netflix ha sido bastante decepcionante. Lastrado por un lado por la complejidad de la propuesta y por otro el aluvión de estrenos navideños, no ha tenido una gran audiencia, más dada en estas fechas a un cine familiar y divertido.

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Los tiempos no cambian

Mank
Fotograma de ‘Mank’

Pero ojo, porque David Fincher no da puntadas sin hilo no sólo en cuanto a plasmar el cine, la sociedad y los grupos de poder de los años 30-40, sino que subyace en toda la película, y no disimuladamente, una correlación con el mundo actual. Todo te hace pensar, seguramente con toda la razón, que los tiempos no han cambiado, al menos en cuanto a la influencia política, la corrupción del sistema de estudios de cine o los entresijos del poder en general y como se retroalimentan y apoyan entre si.

Por eso, muchos tras ver ‘Mank’ han creído reconocer a un Rupert Murdoch de Fox, en vez de Hearst, bajo el control de Trump, como por aquel entonces lo estaban bajo los republicanos. Y entre medias, el guionista alcohólico y transgresor que cae simpático y aborreces a partes iguales, al menos por parte del establishment. Gary Oldman se encuentra como pez en el agua en el papel y, aunque es un actor que le gusta ocultarse en disfraces y máscaras como en tantas de sus películas, aquí demuestra sus dotes actorales sin mayores aditamentos y se nota que lo disfruta.