El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene claro quién es la persona clave para garantizar la independencia judicial. La elegida es Pilar Teso, una magistrada del Tribunal Supremo que lleva tiempo en las quinielas para ocupar su presidencia. Al igual que con la exministra de Justicia, Dolores Delgado, en la Fiscalía General del Estado, el líder socialista está convencido de que Teso es la persona clave para apuntalar la independencia de los jueces. Y parece que el Partido Popular, también en aras de garantizar la independencia de los jueces, ve con buenos ojos que sea Teso quien ocupe la presidencia del Supremo, por lo que si todo sigue por el mismo cauce, es muy probable que este acuerdo PP-PSOE dé de sí un Consejo General del Poder Judicial destacable por una independencia liderada por la favorita de Sánchez: Teso.
El PP ha cedido a renovar el Consejo General del Poder Judicial después de dos años. Le ha costado, pero parece que después de unas cuantas elecciones generales, el presidente del PP, Pablo Casado, cederá de nuevo a las demandas de Sánchez a cambio de una serie de condiciones. Sánchez y el líder popular ya habían llegado a un acuerdo vía Whatsapp para garantizar la independencia de los jueces, pero las circunstancias e imprevistos internos del Partido Popular complicaron un poco la papeleta del presidente. Así que se pospuso hasta ahora, momento en el que el PSOE tiene claro que Teso es la nueva Dolores Delgado de los jueces.
Teso es una magistrada con una trayectoria algo gris, pero al menos se prevé que no mantendrá una actitud excesivamente beligerante con el Ejecutivo, como sí ha hecho el actual presidente del CGPJ, Carlos Lesmes. Teso es más cómoda. Tanto, que incluso el PP la ve con buenos ojos para suceder a Lesmes al frente del Supremo. Ahora solo faltan acordar algunos asuntos secundarios, como quiénes serán los vocales y otros temas, pero parece que por fin se ve la luz al final del túnel de la independencia judicial gracias al acuerdo entre el PP y el PSOE.
Aún está pendiente que Sánchez ceda a las exigencias de Casado, que son pocas, pero claras. En primer lugar, algo que el PP sabe que es de perogrullo: retirar el proyecto de ley por el cual el PSOE prevé renovar el CGPJ con una mera mayoría absoluta (y no con una de tres quintos del Congreso y del Senado, tal y como está vigente ahora); en segundo, que Unidas Podemos no pueda elegir a perfiles similares al de Vicky Rosell como vocales del Consejo y en tercero que aparte de las decisiones de Estado a EH Bildu, así como otras exigencias independentistas.
Así pues, si Sánchez pasa por el aro, es muy probable que haya un acuerdo para renovar el Consejo en 2021, pues no lo harán antes no vaya a ser que se dificulten las fiestas. De hacerse así, será toda una exclusiva que se conociera a la futura e hipotética presidenta del Tribunal Supremo meses antes de que se hubiera formalizado su nombramiento. Esto recuerda al nombramiento prematuro de Manuel Marchena, el cual rechazó el cargo del presidente del Supremo antes de que se lo ofrecieran, quizás porque no se vio con fuerzas como para garantizar la independencia judicial; a diferencia de Teso, que se ve en plenas facultades para ser la primera mujer que presida esta institución.
Otro de los asuntos en los que el PP se ha mostrado especialmente preocupado es por la independencia judicial. Según relatan fuentes de Génova, Casado está muy preocupado por garantizar la independencia de los procesos judiciales, prueba de ello es que votó a favor de un proyecto de ley que tenía como objetivo que fueran los propios jueces los que eligieran a los jueces. Pero ahora ha rectificado y se siente más cómodo garantizando desde el Congreso que quienes vayan a impartir justicia estén controlados por ellos, por supuesto, para garantizar la independencia del CGPJ. Teso es una buena opción para eso, por lo que el PP va con paso firme hacia delante.