No cabe duda que el auge de las nuevas tecnologías ha posibilitado a los cibercriminales a perseguir objetivos más estratégicos mediante métodos cada vez más complejos y sofisticados. Internet se ha convertido en el escenario casi perfecto para delinquir ya que el anonimato, la dificultad de rastreo y sobre todo la difícil ubicación del autor de los hechos, han generado un alto índice de impunidad en estos delitos.
España destaca en el índice de ciberestafas. En el 2018 se reportaron 110,613 ciberdelitos. El Observatorio Español de Delitos Informáticos informó que en el 2019 los ciberdelitos crecieron a 218,302. Tras la pandemia del Coronavirus, se prevé que esa cifra sea exponencial.
Tras el crecimiento descontrolado de este tipo de delitos, no son muchos los despachos de abogados penalistas que han logrado destacar por su especialización en la materia y el estudio del funcionamiento criminal a través de internet; pero aquellos que lo han logrado se han destacado sobre los demás debido a la inmensa demanda de estafados o falsos estafadores cuya identidad ha sido usurpada para hacerlos pasar como los ciberdelincuentes.
Entre dichos despachos destaca Ospina Abogados, despacho penalista en el barrio de Salamanca, Madrid. Este despacho especializado en delitos económicos y delitos informáticos es dirigido por el letrado Juan Gonzalo Ospina, quien ha obtenido diversas resoluciones judiciales favorables en su carrera profesional sobre estafas informáticas, siendo reconocido, en la actualidad, como uno de los mejores abogados penalistas de España.
Su último caso de éxito ha destacado, por conseguir el archivo de una denuncia por una estafa informática de miles de euros al lograr demostrar que a su cliente le habían usurpado la identidad y lo habían hecho pasar como el ciberdelincuente, cuando realmente él no tenía nada que ver con los hechos delictivos.
En este caso la víctima, acudió a su banco a inicios de año para renovar su libreta y, al acceder a su extracto bancario, se dio cuenta de múltiples cargos por miles de euros que tenía su tarjeta a favor de distintas empresas de apuestas en línea, negando tener ninguna relación con dichas empresas, por lo que acudió a denunciar dichos hechos.
La Brigada de Policía Judicial ofició a las empresas para que remitieran el nombre del titular de las cuentas que había aportada la tarjeta bancaria de la víctima para su cobro. Dichas empresas remitieron su respuesta coincidiendo en el nombre y DNI del supuesto estafador.
Tras ello, el juzgado de instrucción citó a declarar en calidad de investigado a aquella persona que aparecía como titular de los cargos realizados, en contra de la voluntad de su titular, y utilizadas en apuestas online. En dicha declaración, éste negó haber participado en los hechos delictivos ni mucho menos haber obtenido un beneficio económico ilícito, pero no sólo eso, sino que afirmó no tener ningún vínculo con las páginas de Internet de apuestas online.
A preguntas de su abogado defensor, Juan Gonzalo Ospina, el investigado manifestó que se trataba de una usurpación de identidad, porque él recordaba haber recibido un correo electrónico meses atrás en el cual su banco le solicitaba copia de su DNI, habiendo remitido dicha información sin dudarlo, sin embargo, posteriormente llamó a su banco y le confirmaron que ellos no le habían solicitado dicha información, ya que nunca pedían documentos oficiales por correo electrónico.
Por su parte, en la declaración de la víctima, éste también negó haberse creado cuenta alguna en las páginas de apuestas, sin embargo, el letrado Juan Gonzalo Ospina le preguntó si había recibido algún correo electrónico o SMS extraño en los últimos meses. La víctima recordó que semanas atrás había recibido un email de su banco pidiéndole los datos de su cuenta para renovar sus datos, sin que éste le diera mayor importancia.
Los abogados defensores aportaron el correo electrónico que le habían mandado a su cliente y aportaron los extractos bancarios de las cuentas del investigado para acreditar que él no había recibido ninguna transferencia bancaria de las empresas de apuestas online ni de ninguna otra que tuviera relación con la víctima del delito.
Tras ello, Juan Gonzalo Ospina solicitó el archivo y sobreseimiento de las actuaciones argumentando que no habían indicios suficientes para demostrar la autoría de dicho delito ni ningún vínculo de su representado con el mismo, tratándose claramente de dos casos de phishing, ya que los estafadores se hicieron del nombre y DNI del investigado y del número de cuenta de la víctima para estafar. A los pocos días el juez instructor dictó un auto otorgándole la razón a la defensa.
En exclusiva para este medio, Juan Gonzalo Ospinamanifestó que «los delitos informáticos han aumentado incontrolablemente en los últimos años. En este caso es evidente que hubo un perjuicio patrimonial para la víctima, sin embargo no se logró demostrar que mi representado hubiese sido el autor de la estafa. En estos tiempos de incertidumbre es necesario extremar precauciones y no compartir información sensible por medios electrónicos sin estar absolutamente seguro quién será su destinatario«.